Páxinas

jueves, 10 de diciembre de 2020

Rakso Educa: Repetir de Curso y el Efecto Ash Ketchum

Acompañadme a ver esta triste historia:

Érase una vez, en la región de Kanto, un niño llamado Ash Ketchum, de Pueblo Paleta, soñaba con salir a explorar el mundo. Por su décimo cumpleaños, el Profesor Oak le regaló su primer pokemon, un Pikachu algo travieso del que no tardaría en hacerse amigo. Juntos, se embarcaron en la mayor aventura de sus vidas: retar a los líderes de gimnasio de toda la región, hacerse con sus medallas y combatir en la Liga Pokemon para convertirse en el mejor entrenador de todos. 

Durante el viaje, Ash y Pikachu fueron capturando distintos pokemon y haciendo nuevos amigos, a la vez que su vínculo se estrechaba más y más. Pero también se encontraron con entrenadores poco amigables que se convertirían en sus enemigos más formidables, además de una organización terrorista obsesionada con conquistar el mundo y capturar al Pikachu de Ash en el proceso. Fue un duro camino, pero al fin nuestros amigos llegaron a la ansiada Liga Pokemon. 

Los dos compañeros, junto al resto de su equipo, estaban preparados para enfrentarse a todo rival... Por desgracia, tras unos pocos combates, Ash sale derrotado. ¡Pero no importa! Porque, a pesar de haber perdido la Liga, ha ganado aventuras, amistades, emociones, sonrisas, lágrimas,... En definitiva, recuerdos, y eso nadie se lo podrá quitar nunca. Y a pesar de marcharse con un sabor agridulce en los labios, nuestros héroes no desesperan, porque ya tienen en mente la Liga Pokemon del próximo año. No piensan en rendirse, sino en regresar aún más fuertes.

Pero... a la temporada siguiente, Ash viaja a otra región con Pikachu dejando al resto de su equipo y amigos atrás, captura nuevos pokemon, hace nuevos amigos, lucha contra otros entrenadores y vuelve a perder la Liga. ¿Por qué será? ¿Quizás porque has vuelto a hacer lo mismo que antes? ¿O es porque los guionistas han hecho un reset total y Ash se ha olvidado de todo lo que había aprendido el año pasado? Sí, va a ser eso. Y no pasa una vez, ni dos, ni tres... ¡Pasa muchas veces! 

Pero la razón es clara: Ash y Pikachu son las gallinas de los huevos de oro del anime de Pokemon. Ya no son personajes, son marcas comerciales, y su objetivo no es evolucionar como cualquier personaje bien construido haría, sino venderte juguetitos y figuritas coleccionables. Por eso sucede este reset de cada vez. Si Ash ganase la liga a la primera, su viaje habría acabado ahí, y los ingresos con él. Es más, la verdadera razón de que el Pikachu de Ash no quiera evolucionar en Raichu es precisamente esa, cambiar la imagen de Pikachu a estas alturas supondría pérdidas económicas. ¿Dónde metería Game Freak todos los peluchitos y figuritas de Pikachu que ya no puede vender?

Por eso, la razón de que los personajes del anime de Pokemon no sean circulares, que se recicle la historia de cada vez y se haga un reset de todo, ¡es una razón lógica! También es una razón comercial que da como resultado una obra de pésima calidad literaria, sí, pero oye, nadie te obliga a verla. Lo cierto es que a ellos les funciona la fórmula porque los beneficios no paran de llegar. No obstante, lo que si no tendría sentido sería aplicar esta fórmula al mundo real, porque las personas reales crecen, evolucionan, aprenden y no se resetean de un año para otro... Aunque... creo que todos sabemos a dónde quiero llegar, ¿verdad?

Nuestro sistema educativo, y muchos otros, funcionan exactamente igual que el anime de pokemon. ¿Aún no lo veis? Esperad, sólo tenemos que hacer unos pequeños cambios y lo entenderéis todo a la perfección. Vamos a cambiar entrenador pokemon por estudiante; capturar pokemon por aprender; conseguir una medalla de gimnasio por aprobar un exámen parcial; y ganar la liga por aprobar el exámen final.  

Ahora imagínate que eres un estudiante (si ya lo eres, tienes menos trabajo) que inicia su viaje de aprendizaje por, no sé, cuarto curso de Educación Primaria, por ejemplo, aunque valdría cualquiera. Durante las clases, consigues muchos aprendizajes, aunque unos se te resisten más que otros. Con mucho esfuerzo, logras aprobar todos o casi todos los parciales, pero, por desgracia, el examen final te derrota. Pero no importa, porque nadie podrá quitarte los aprendizajes que has hecho hasta ahora... Pero eso al sistema educativo le da igual. 

Lo único que le importa es que apruebes, no que aprendas. Y si suspendes dos materias o más, tendrás que repetir toooooooodo de nuevo. Aunque no hayas suspendido todos los parciales, es igual, tendrás que volver a hacerlos todos de nuevo. Aunque sólo hayas suspendido tres materias pero en el resto hubieras sacado dieces, da igual, tienes que hacerlo todo de nuevo. Aunque ya tengas esos aprendizajes, es igual, tus profesores te tratarán como si no hubieses aprendido nada. Ahora ya no eres un alumno más, eres un repetidor.

Imagen de Sylcred en YouTube

Ese, mis amigas y amigos, es el efecto Ash Ketchum. Es como si el alumnado fuese un entrenador pokemon que cada año tuviese que empezar de nuevo su partida y enfrentarse desde el principio con todos los líderes de gimnasio a los que ya derrotó en su día. O sea, el sistema educativo les borra la partida a los alumnos, ¡y así no van a llegar nunca a la Liga Pokemon! Aun encima, el alumnado que sufre el efecto Ash Ketchum siempre suele ser al que más le cuesta, el que más dificultades tiene para conseguir las medallas de gimnasio/llegar a la Liga/aprobar/aprender o la metáfora que le quieras decir. A este alumnado es al que más le hace falta que se le reconozca su esfuerzo, que se le apoye un poco, que se le ayude en el proceso. Y en vez de darle ese pequeño empujón, le hundimos aún más.

Si fuese un anime, ya sabemos el resultado: mala trama, malos personajes. Pero esto es la vida real, y las consecuencias son mucho peores: el alumno ve que sus esfuerzos no sirvieron para nada, muchos de sus compañeros le creerán tonto, algunos de sus profes pensarán que es un vago, él mismo pensará que no se esfuerza lo suficiente a pesar de haberlo dado todo, y que repetir es más un castigo que una oportunidad de mejora. En vez de motivarlo, repetir le hará aburrirse en clase, dando cosas que ya sabe de sobra. Eventualmente, llegará a pensar que no es capaz, que no sirve, que es tonto, que está roto... y se rendirá. Sus amigos le abandonarán, sus compañeros le dejarán de lado, en el aula será conocido como "el repetidor" (y todas las etiquetas, todas, causan discriminación, segregación y, por supuesto, acoso escolar).

¿Qué estrategia psicológica tomará un niño con una autoestima por los suelos? Su respuesta es casi imprevisible: puede volverse violento hacia la escuela, rechazando el lugar que le hace sufrir; o hacia sus compañeros, no quedándole otra que humillar a los demás para sentirse ligeramente superior, querido y respetado de alguna forma u otra (el nacimiento de un abusón); también puede entrar en estado de desamparo aprendido, similar a la depresión infantil... o incluso, en casos extremos pero más habituales de lo que se piensa, suicidarse. Parece surrealista poner la palabra infantil seguida de términos como depresión, suicidio, estrés,... Pero, por desgracia, esto es una realidad. 

 


Y muchos me diréis: pero Rakso, yo he repetido muchas veces de curso y sigo vivo. Y puede que incluso me digáis que habéis mejorado gracias a eso. Y es posible, por supuesto, porque depende mucho de la persona. Pero lo cierto es que hay numerosos estudios científicos demostrados que nos llevan a la conclusión de que repetir no es sólo poco beneficioso para el alumnado, sino que es hasta perjudicial, tanto para su desarrollo académico como emocional.

Ya he comentado las consecuencias psicológicas de repetir de curso (baja autoestima, desmotivación, depresión, etc.), pero, ¿qué pasa con las académicas? Está claro que el objetivo de repetir es dar una oportunidad de repasar conceptos de un curso al alumnado que más le cuesta para que este mejore sus calificaciones. Sin embargo, esto no se consigue en la inmensa mayoría de los casos. Normalmente se observa una ligera mejoría en el curso que se repite, ya que se trabajan exactamente los mismos temas por segunda vez. Pero en los cursos siguientes las dificultades vuelven a aparecer, por lo que el alumnado vuelve a repetir de curso o consigue promocionar pero con muchísimo esfuerzo y notas bajas, promoviendo el estereotipo del "repetidor". Sin hablar de la estigmatización social, ya que el alumnado que más repite suele ser el de aquellas familias que no pueden permitirse matricular a sus hijos en clases particulares (pero eso ya es otra historia).

Sin embargo, está demostrado que cuando se da la oportunidad de promocionar al alumnado que saca malas notas, este recibe un subidón de autoestima, y aunque las dificultades de aprendizaje no desaparecen así como así (ya que eso precisa otra serie de medidas), las calificaciones del alumnado que promociona mejoran considerablemente a lo largo de su vida académica, en comparación con las de aquellos que repiten. 

Pero ahora el misterio es: si esto es así, ¿por qué se sigue haciendo? ¿Por qué cuando la ministra de educación, Isabel Celaá, propone la promoción como norma siguiendo el criterio del equipo docente, la gente se lleva las manos a la cabeza? Pues, según yo lo veo, las causas son dos: la desinformación, que parece que si no has estudiado algo relacionado con la educación no se sabe; y el hablar sin saber, que en este país nos gusta mucho opinar de todo sin saber de nada. De hecho, buscando fuentes para redactar esta entrada, me he topado con blogs de todo tipo que defendían el hecho de repetir de curso con falacias sin base pedagógica alguna. ¡Yo, por lo menos, dejo referencias! 😹

Lo que pretende la LOMLOE con esta medida no es eliminar la repetición de curso, sino convertirla en la excepción; a criterio del equipo docente, evitando así que un sólo maestro pueda provocar la no promoción de algún alumno al que tenga manía (sí, esto pasa); y, en definitiva, crear un sistema educativo más justo y con igualdad de oportunidades. Que no digo que la LOMLOE sea perfecta, no lo es, y claro que se puede criticar. Pero, por favor, hacedlo con criterio. Por eso, me voy a dedicar a desmentir, en una serie de entradas, ciertas críticas a la ley que no tienen ni pies ni cabeza. ¡Sólo necesito tiempo!

Pero además de soltar yo la chapa me gustaría que participaseis vosotros: ¿habéis repetido? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia? ¿Os ha ayudado a mejorar en algún aspecto o os habéis atascado? ¿Se metían con vosotros por ser repetidores o notabais algún trato diferente de los maestros? Y ya sabéis que estaré encantado de contestaros en los comentarios. ¡Cualquier opinión es bien recibida!

Por cierto, estos días estoy algo (muy) ocupado con los estudios y por eso no subí nada. Si te gusta mi contenido puedes seguirme aquí en el blog (el botoncito azul de arriba a la derecha que pone Seguir) para no perderte nada; y también en mi cuenta de Twitter (@LiteratoRakso) donde además subo microcuentos, hilos de opiniones y más movidas.

¡Yo me despido ya! Espero poder subir algo en unas semanas, pero como ya no me fío de mi mismo, por si acaso: ¡feliz Navidad!

(Por cierto, el "efecto Ash Ketchum" no existe, me inventé el término para ligarlo con el ejemplo de Pokemon. ¡Pero todo lo demás es cierto!)

 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Rakso Educa: ¿Qué narices es una Bullet Journal?

 

Imagen de Amanda Randolph en Pixabay

Estoy seguro de que, si eres estudiante, has oído hablar alguna que otra vez sobre este instrumento de organización, la Bullet Journal, pero nunca has sabido exactamente lo que es. Pues para eso estoy aquí, para aclarar todas tus dudas y, si te animas, a ayudarte a aplicar este método en tu día a día. Pero si ya lo conocías y lo usas actualmente, ¡también te puede interesar esta entrada! Durante los tres años de experiencia que tengo en su uso, he aprendido varias cosas, sobre todo errores que muchas personas, tanto novatos como experimentados, hemos cometido (o cometemos). ¡Así que nunca está de más echarle un ojo! De igual forma, puedes comentar cual ha sido tu experiencia con la Bullet Journal y enriquecer entre todos esta entrada. Sin más dilación, comencemos...


¿Qué es la Bullet Journal?

Es un método de organización patentado por Ryder Carrol que consiste, a grandes rasgos, en el uso de una libreta en blanco y distintos puntos o bullets para apuntar, literalmente, cualquier cosa y en el mismo soporte, pero manteniendo un orden lógico. Su creador, que presentaba un déficit de atención, se dio cuenta de que necesitaba un método que le ayudase a centrar todo su esfuerzo en aquello que quería conseguir, ya que presentaba una mayor dificultad para eso que el resto de sus compañeros. Al ir perfeccionando ese método, también se percató de que no sólo podría ayudarle a él, sino a todo el mundo. Por eso, lo fue haciendo cada vez más y más flexible para que se pudiese adaptar a cualquier persona. Así nació lo que hoy conocemos como Bullet Journal.

Y llegados a este punto estaréis pensando en qué es lo que hace a la Bullet Journal tan especial y qué la diferencia de una simple agenda. Pues en realidad son varias cosas, así que vayamos por partes.

Para empezar, una agenda nos trae unos "moldes" ya hechos a los que tenemos que adaptar, mientras que una Bullet Journal es simplemente un cuaderno en blanco. ¡Tú escribes los apartados, tú tienes el control! Una de las características de las agendas de la que se suelen quejar más personas es en los apartados de los sábados y domingos, que normalmente son más pequeños que el resto de la semana. Sin embargo, para mucha gente este espacio puede ser insuficiente. Así mismo, el espacio del resto de la semana puede ser demasiado, provocando un gasto de papel innecesario. En resumen, con la agenda, tú te adaptas a ella; con la Bullet, ella se adapta a ti.

Relacionado con el punto anterior, lo que apuntas en una agenda no sólo está limitado al espacio, sino también al apartado. Es decir, si tienes ocho exámenes finales, pero la agenda sólo cuenta con espacio para cinco, tienes un problema. ¡Pero si la agenda, directamente, no tiene apartado de exámenes finales, tienes un problema mucho mayor! Ese inconveniente no existe en la Bullet Journal, ya que, como he dicho antes, tú creas los apartados. ¡Y cualquier apartado es válido! Tanto exámenes, como planes de estudio, hasta ideas para una fiesta de cumpleaños o el storyboard de tu próximo cómic. El gran problema de Ryder Carroll con las agendas es que no le permitían anotar todo lo que él quisiera, teniendo que recurrir a post-its, otras libretas, notas en el móvil,... ¡Al final todo se volvió un caos! La información le llegaba de todos lados, y su déficit de atención no ayudaba. Por eso, tuvo que idear un método en el que poder tener todo en el mismo sitio. La Bullet Journal, con su índice, sí se lo permite.

Pero la mayor diferencia entre una y otra está en la productividad y la motivación. La productividad se refiere a lograr el mayor número de cosas en el menor tiempo y con el menor esfuerzo posible; mientras que la motivación es lo que le da sentido, es la meta a la que queremos llegar con nuestra productividad. Si usamos una carrera como metáfora, la productividad sería la velocidad y la motivación es el camino a seguir. La productividad es el qué y la motivación es el por qué. El problema de las agendas es que se centran demasiado en la primera y muy poco o nada en la segunda, y de nada nos sirve correr rápido si no sabemos a dónde vamos. Ryder Carroll empleaba la metáfora de la rueda de hámster, en la que no sirve de nada ir más rápido, porque de todas formas no nos moveremos del sitio. Como decía, la agenda es un método muy rígido que sólo nos deja apuntar determinadas cosas en espacios genéricos preestablecidos, sin posibilidad de cambio. Tampoco nos deja espacio a la reflexión, porque sabemos que si usamos una agenda seremos productivos, pero, ¿podemos serlo más? ¿Podría perfeccionar mi forma de organización y ser más eficiente? Eso no importa, porque, total, no puedes.

Sin embargo, la Bullet Journal, siendo mucho más flexible, sí permite todo esto. Para empezar, puedes crear apartados específicos dedicados a la productividad e incluso a la motivación. Además, el propio método te obliga a reescribir una y otra y otra vez todas las tareas que aún no hayas finalizado, por lo que, el simple hecho de copiar de nuevo te hace pensar: ¿realmente necesito hacer esto para alcanzar mis metas? ¿Merece la pena? ¿Me hará feliz? Por eso el propio creador manifiesta que la Bullet Journal presenta una parte importante de mindfulness, que nos ayuda a organizar no sólo nuestras tareas físicas, sino también nuestra mente, y nos hace crecer como personas. Y sé que esto puede sonar un poco esotérico de más, pero lo cierto es que el mindfulness es una práctica psicológica que nos ayuda a focalizar nuestra atención y vivir en el momento presente. ¡O sea, que es ideal para las personas como Ryder Collar! Aunque este término se suele asociar con la mera meditación, en realidad va mucho más allá. ¡Es casi una filosofía de vida!

Quiero recordar, no obstante, que ni la Bullet Journal es mejor que una agenda ni viceversa. Al final, son sólo métodos de organización, y si nos funcionan a nosotros, entonces son perfectos. Pero lo que para una persona le sirve como anillo al dedo, a otra puede no entrarle ni con calzador. Cada uno debe buscar el que mejor se adapte a sus necesidades y su forma de trabajar y vivir, y a partir de ahí perfeccionarlo cada vez más y más hasta hacerlo nuestro.

 

 ¿Cómo se usa una Bullet Journal?

 

 No voy a entrar en detalles porque hay muchísimos vídeos en youtube que enseñan cómo empezar una Bullet Journal. Sólo me limitaré a recomendaros este vídeo, del canal oficial de la Bullet Journal de YouTube, que lo explica maravillosamente y de una forma muy simple, perfecta para principiantes (y con subtítulos en español). A mayores, os daré algún que otro consejo para empezar vuestra primera Bullet Journal y no caer en el intento:

 

    1. Tómate el índice en serio

Sí, sé que cuando nuestra libreta no está numerada es muy cansino tener que hacerlo nosotros mismos, pero de verdad que es necesario. Sino, tu Bullet Journal será un auténtico descontrol y perderá todo el sentido. Mi consejo es que la numeres toda de una tacada, y así ya queda hecho. 


    2. Keep it simple

Muchos canales de YouTube se dedican últimamente a subir vídeos de sus Bullet Journal, las cuales están decoradas hasta la saciedad. Y no me malinterpretéis, está bien que queráis decorarlas y dibujar en ellas. Yo mismo utilizo rotuladores de colores para clasificar ciertas cosas porque me ayuda a organizarme mejor. ¡Pero que quede claro que es una opción, no una obligación! No dejes que la parte decorativa te aleje de la parte productiva. Muchas personas abandonan el método porque piensan que es una pérdida de tiempo, y, a ver, si te pasas la vida haciéndole dibujitos, pues sí que lo es. Pero ya habéis visto la Bullet Journal de Ryder Carroll, su creador. Lo importante es que esté limpia y organizada, los adornos son superfluos. Por eso, sobre todo si estás empezando, te recomiendo que no te excedas con la decoración y te centres en construir primero los cimientos.


    3. Si no te gusta algo, cámbialo

Recuerda que la Bullet Journal es un método flexible que se tiene que adaptar a ti, no tú a él. ¿Te resulta más cómodo escribir el mes en cuadrícula en vez de en vertical? Hazlo. ¿Necesitas a mayores un registro semanal? Hazlo. ¿Quieres llevar control de tu estado de ánimo para observar cómo influye en tu productividad? Hazlo. ¡Eres libre de hacer lo que quieras! Bueno, no del todo... Para poder considerar a un cuaderno como una Bullet Journal debe tener los elementos básicos mostrados en el vídeo: índice, registro futuro, registro mensual, registro diario y, por supuesto, usar viñetas o bullets. A partir de ahí, puedes añadir lo que desees, desde la organización de tu menú semanal hasta una página de ideas o dibujos sueltos.


    4. No tengas miedo a equivocarte 

Yo siempre digo que el error es parte del proceso de aprendizaje. Si no fallásemos, ya sabríamos todo y no aprenderíamos nada, y ese no es el caso. No hay una forma errónea de hacer tu Bullet Journal, sino formas mejores de utilizarla. Es normal que al principio sientas que no se adapta del todo a ti, y eso es porque todavía tienes que hacer algún cambio. Por eso, si te animas, puedes probar el método durante uno o dos meses y ver qué tal te va, y así ir modificando cosas y puliendo impurezas hasta que lo hagas tuyo.

 

 5. ¿Puedo aplicar la Bullet Journal a un formato digital?

Técnicamente, sí. Pero si Ryder Carroll no lo hace es por una simple razón: los móviles, las tablets, los ordenadores,... tienen muchas distracciones, y lo que él pretendía conseguir era un método que le ayudase a atender. Usar una aplicación en el móvil como Bullet Journal le resultaría demasiado tentador, y acabaría viendo vídeos en YouTube o jugando al Angry Birds. Pero si tú no te distraes tan facilmente, pues claro que puedes. Pero recuerda el porqué lo haces así, qué ventajas te trae hacerlo de esa forma, sino perderías la dirección.

 

    6. Bullet Journal para niños

La Bullet Journal es un método organizativo para todas las edades y, de hecho, muy útil para los niños. Como apunté antes, Ryder Carroll la creo para ayudarle a gestionar su déficit de atención. Sin embargo, es verdad que requiere de una autonomía mayor que otros métodos de la que pueden carecer. Esto no significa que no puedan usarlo, sino que van a necesitar un pelín de ayuda extra a la hora de tomar decisiones. Por eso, muchas veces se opta por enseñarles antes de nada, sobre todo en clase, a usar una agenda, que ya les trae todo indicado y así que no hay lugar a dudas. Ninguna de las dos opciones tiene nada de malo, pero la elección debería ser siempre del niño. Así que, si tienes la suerte de tener un hijo (o alumno) que quiere comenzar su propia Bullet Journal, recuerda que es suya, no tuya. En muchas ocasiones te pedirá ayuda, pero tú no tienes la respuesta, las decisiones sobre su Bullet Journal sólo las puede tomar él, así que no impongas nada. Limítate solamente a aconsejar (puedes guiarte por estos consejos también) y recordarle los principios básicos de la Bullet Journal. Deja también que cometa sus propios errores, ya que es la única forma en la que va a aprender, y luego, cuando los analicéis, ¡no se los eches en cara! Ten siempre en mente que obligar a una persona que está aprendiendo a no fallar es como obligar a un pez a respirar fuera del agua.

 

 Bueno, ya me he cansado de hablar, así que ahora te toca a ti: ¿Te ha convencido el método de la Bullet Journal? ¿Te animas a aplicarlo en tu día a día? ¿Si ya lo usas o lo usaste, qué fallos has cometido más? ¿Haces alguna cosa en especial que te ayuda a organizarte mejor? Podéis dejarme todo esto y más en la caja de comentarios, yo estaré encantado de leeros y contestaros. Y si os gusta mi contenido, podéis seguirme aquí o en mi Twitter (@LietartoRakso) para no perderos ninguna actualización.

Yo me despido ya.

¡Nos vemos la semana que viene! 😸

jueves, 17 de septiembre de 2020

Rakso Opina: ¿Una vuelta segura?


 

Quería transmitir tranquilidad, quería haceros sentir seguros y seguras en la vuelta al cole. Y desde luego que no quería tener que llegar a estos extremos. Pero es que es imposible. Las medidas de seguridad se caen a pedazos. Por eso, por primera vez en mi vida, he hecho algo: ¡me he leído el DOGA! (El DOGA, para quien no lo sepa, es el Diario Oficial de Galicia, algo así como el BOE pero a nivel autonómico. Porque, si no lo sabíais, soy gallego). Pues, como iba diciendo, me he leído el Protocolo de adaptación al contexto del COVID-19 en los centros de enseñanza no universitarios de Galicia para el curso 2020/2021 (la versión del 22/07/2020 y su posterior actualización del 31/08/2020), lo he analizado y hoy os traigo los fallos más destacables de dicho protocolo. Abrochaos los cinturones, porque esto se va a poner serio.

 


 El peor problema que yo le veo es que los protocolos no atienden al impacto psicológico que estas medidas puedan tener en los niños. En el DOGA aparecen las medidas a tomar si un alumno presenta síntomas compatibles de COVID-19 en el aula, pero en ningún lugar nos comenta qué tendríamos que hacer si un alumno se pone a llorar porque tiene miedo a ser contagiado o a contagiar a alguien. Ya comenté un poco este aspecto por encima en mi anterior entrada sobre la vuelta al cole, pero el problema va mucho más allá. ¿Qué pasaría si un niño se contagia de COVID-19 en el aula y este se lo contagia sin querer a sus abuelos y uno de ellos muere? La culpa, claro está, no sería de nadie o, en todo caso, sería del centro. ¡Pero el niño va a cargar igualmente con la culpa! En su mente, él ha matado a su abuelo.

Y es que todo el mundo tiene miedo a la muerte, y los niños todavía más, en parte porque los adultos intentamos alejar ese tema del mundo infantil, cuando en realidad la muerte no entiende de edades. No obstante, a veces la seguridad excesiva transmite más miedo aún. Si ponemos a todo un ejército patrullando las calles todos los días, no nos sentiremos seguros, sino que pensaremos que estamos bajo constante amenaza. Después de todo, ¿por qué si no íbamos a necesitar tanta milicia en las ciudades? ¿Y os habéis imaginado cómo se sentirá el alumnado cuando llegue a las aulas y estén llenas de mamparas, cuadrados pintados en el suelo, sin poder moverse libremente y entrando y saliendo de las aulas como si fuesen al paredón? Pues eso.

Otro gran problema, que además aumenta el miedo en el alumnado, es que no hay coherencia. Al principio la distancia mínima interpersonal en las aulas para poder estar sin mascarilla sería de dos metros, lo aconsejado por la OMS. Luego la Xunta se dio cuenta de que no hay centros con aulas tan grandes, así que disminuyó la distancia a un metro y medio sin mascarilla. Los docentes pidieron que se contratase a más personal y se disminuyese el ratio de alumnos por aula. Lo que hicieron fue decretar el uso obligatorio de mascarillas y reducir la distancia mínima interpersonal a un metro. O sea, que en las terrazas de las cafeterías tienes que estar a dos metros y en el cole no. ¿Es, acaso, el COVID-19, menos agresivo en las aulas, o cómo va esto? ¡Que los niños no son tontos y de esto se enteran! No, no, es que lo mejor es cuando dicen que los estudios demuestran que con un tono de voz bajo, las partículas de saliva a través de las cuales se transmite el COVID-19 no llegan a viajar un metro. Ahí es cuando me di cuenta de que quien redactó este documento no ha pasado por un aula de cualquier nivel educativo en su vida. 

Por suerte, en la actualización del protocolo aumentaron de nuevo la distancia mínima en el aula a metro y medio. Supongo que se darían cuenta de que las aulas no destacan por el uso de un tono de voz bajo... Como veis, no paran quietos, y es que cada día llegan protocolos nuevos desde la Xunta, que esto parece más el baile de la yenka. Si vamos a aprender algo este curso los docentes es a soportar la bebida, porque a este paso o nos damos al alcohol o nos defenestramos. Ha habido centros que han tirado paredes enteras para habilitar sus aulas a las nuevas medidas y luego no les ha servido para nada. Con cada protocolo, como es normal, viene otro gasto de dinero, y ya hay numerosos centros en números rojos. Así, lo único que se consigue, es desgastar aún más el sistema de Educación Pública español.

Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay

Y esto sin hablar de la payasada de las aulas burbuja, o, como las llaman en los documentos oficiales, Grupos de Convivencia Estable. Para quien no lo sepa, un aula burbuja está compuesta por un grupo reducido de alumnado cuyo contacto con el resto del centro es poco o nulo, por lo que el uso de mascarilla y la distancia de seguridad serían prescindibles. Así, de haber un caso de COVID-19 en ese grupo, sólo sería necesario confinar a esa aula burbuja. ¡Pero vamos a ver! ¿Es que los hermanos no existen? ¿Los niños no van a clases extraescolares y particulares? ¡Es imposible evitar el contacto del alumnado de un centro! Dentro del recinto aún lo puedes intentar, pero fuera de él no puede. La burbuja va a explotar.

A mayores, en las aulas burbuja también hay otra persona, una figura imprescindible sin la cual no podría haber clase. ¿Sabéis cuál es? Lo habéis adivinado: ¡el profesor! Y el profesor, además de tener su propia vida, entra en contacto con otros profesores y alumnos del centro. Es verdad que el personal docente debe llevar mascarilla todo el rato, pero recordemos que las mascarillas quirúrgicas, las que recomienda la OMS, sólo protegen a las personas que nos rodean, no a nosotros mismos. Es decir, sólo son realmente efectivas si todo el mundo las lleva. O sea, que no sé a quién se le ocurrió esta idea, pero ha descubierto el Mediterráneo.

Imagen de myrfa en Pixabay
 

El siguiente fallo es que aumenta el peso burocrático sobre el personal docente, sabes, como si ya no tuviésemos bastante. Que más que maestros parecemos casi oficinistas. Veréis, el protocolo de prevención contempla la creación de un Equipo COVID-19 en cada centro, formado por el titular de la dirección y otras dos personas (que acabarán siendo el resto del equipo directivo, es decir, vicedirector y jefe de estudios, porque no se va a presentar nadie voluntario ni harto de vino). Este equipo tiene muchísima responsabilidad y nuevas tareas dentro del centro, tales como planificar la disposición de las aulas según el protocolo de turno, elaborar un presupuesto donde se reflejen los gastos derivados a cumplir tal protocolo, organizar las entradas y salidas al centro y a cada aula, compartimentar el patio del recreo, preparar un aula COVID-19, redactar un protocolo de actuación en caso de que se de uno o varios casos positivos en el alumnado o profesorado, gestionar esos casos si es que se dan,... Además de redactar un documento llamado "Plan de Adaptación a la situación COVID-19 en el curso 2020/2021" y ser las personas a las que todo el centro, incluidas las familias, acudirán en caso de dudas sobre el protocolo.

Y a todo esto se le suma el resto de competencias que ya tenían, entre ellas, la docente. En consecuencia, la calidad educativa se verá reducida considerablemente. Los profesores serán ahora rastreadores de COVID-19 más que docentes. Y, por supuesto, sin preparación, o sea, a nadie le han enseñado nada de esto en la carrera. Los equipos directivos están haciendo todo lo que pueden con los medios de los que disponen, pero no son epidemiólogos, no son expertos, ¡no tienen formación sobre este tema más allá de la información que le llega a cualquier hijo de vecino a través de los telediarios! Es decir, saben tanto como nosotros sobre protocolos: nada. Y por eso se están sucediendo dimisiones masivas de equipos directivos en Galicia y en todo el país, nadie se quiere meter en ese berenjenal. Yo, personalmente, me pego un tiro.

Pero el mayor handicap de este protocolo es el siguiente: yo no sé quién redacto este documento, pero sí dónde lo redacto: en los mundos de Yupi. Si es que, en sí, el protocolo no es tan malo, al contrario, tiene cosas muy bien pensadas, cubre muchos aspectos y tiene posibilidades de funcionar. Si todos cumplimos las medidas de seguridad, no tiene por qué pasar nada. ¡Ja! ¿Habéis oído hablar de la Ley de Murphy? Además de ser una copia barata de Phineas y Ferb, es un enunciado basado en un principio empírico que dice: "si algo puede salir mal, saldrá mal". Hagamos caso al señor Murphy. Este protocolo es como una cadena, pero una cadena de porcelana china. Con que se rompa un sólo eslabón, toda la cadena se va a la chucha, ¡y es muy fácil que eso pase! 

El protocolo puede funcionar muy bien en la teoría, pero llevarlo a la práctica es imposible. Se necesitaría una cantidad de personal docente que no hay (bueno, sí hay, pero no los contratan), una cantidad de aulas por centro de las que no disponemos y un ratio de alumnado por aula que desde la Xunta se niegan a aplicar. ¿Por qué? Porque bajar el ratio supondría subvencionar a los centros públicos para que se construyesen más aulas y pagar a más profesores, y no hay dinero, porque cierto gobierno de color azul se ha tomado muy en serio eso de que en Educación Primaria sólo se pinta, corta y colorea y ha empezado a recortar pero a lo bestia en educación desde tiempos inmemorables. Pero es que, aunque hubiese ese personal, todavía sería extremadamente difícil cumplir el protocolo a rajatabla, hay muchísimas variables, demasiada complejidad. ¡Si a mí me dio dolor de cabeza con sólo leerme el DOGA!

En conclusión, el protocolo no se adapta a... ¡Ah, casi se me olvida! Las FP, las grandes olvidadas, en este caso, también son olvidadas. Las medidas para los centros en los que se imparten dichos ciclos son básicamente las mismas, pero no se tiene en cuenta las peculiaridades que tienen muchas FP, y es que requieren el uso de material compartido en el aula. Por ejemplo, en los talleres de carpintería, estudios como escultura, conservatorios de música...  En estos últimos, la única indicación a mayores es aumentar la distancia a tres metros en los ensayos con instrumentos de viento (me supongo que el órgano no cuenta). Pero en una orquesta no sólo hay instrumentos de viento, ¿cómo hacen para mantener la distancia? ¿Se ponen todos a tres metros mínimo? ¿Los instrumentos de viento están más separados que los otros? Las especificaciones sobre las enseñanzas que no son obligatorias, tales como los ciclos o las enseñanzas artísticas, son muy muy vagas. Este tipo de estudios tienen unas características propias que no se pueden tratar por encima o simplemente ignorar.

Ahora sí, en conclusión, el protocolo no se adapta a la realidad educativa que vivimos en España. Y diréis que Rakso sólo sabe criticar, pero para que veáis que eso no es cierto, os propongo una solución. Un protocolo súper sencillo y funcional que, aunque parezca increíble, creo que sólo se me ha debido ocurrir a mí: educación en línea para el alumnado de la ESO para arriba. Y ahora es cuando los de 2º de Bach se me echan al cuello. Pero, como todo en este mundo, esto tiene una razón de ser. Por favor, dejad que os la explique.

Imagen de Alexandra_Koch en Pixabay
 

El alumnado de Infantil y Primaria no tiene la autonomía suficiente como para gestionar una educación en línea. Ya no sólo por la dificultad que implica la utilización de una herramienta informática de forma autónoma, sino porque a esa edad es muy importante el contacto con el docente para el aprendizaje y la interacción social. Además, la función de custodia de los centros escolares es clave en esas etapas educativas. Dicho de otra forma, los padres no pueden dejar a sus hijos de seis años solos en casa, pero a partir de los doce, sí.

De esta forma, tendremos a los institutos, centros de FP y universidades prácticamente vacíos, y el alumnado de Infantil y Primaria puede ser ubicado en ellos para cumplir con las distancias de seguridad. En ese caso, los protocolos serían mucho más fáciles de seguir y el alumnado de todos los niveles estaría más protegido. Por supuesto, habría que tener en cuenta ciertos estudios en los que la semipresencialidad sería inevitable, como los que ya comenté antes. Pero creo que se librarían espacios suficientes como para acoger al alumnado de Infantil y Primaria. Digo creo porque no lo sé a ciencia cierta, que tampoco lo he investigado. No me pagan para ello, pero creo que merecería la pena estudiar esta posibilidad.

Y muchos me diréis "¿Qué pasa con la igualdad de oportunidades? ¡No todas las personas tienen acceso a internet y a ordenadores!" Y mi respuesta es: en vez de gastar el dinero de los centros en reformas inútiles que cambian cada dos por tres, se puede invertir en blindar el sistema de educación en línea dotando a todo aquel alumnado que lo precise de material informático y conexión a internet. Sobra decir que ningún profesor deberá dar por supuesto que su alumnado sabe utilizar un ordenador, y es su deber como educador enseñarle a hacerlo, y nunca esto se debe de convertir en una barrera para el aprendizaje. En consecuencia, se deben hacer las adaptaciones curriculares que sean necesarias, y sobre todo, adaptar la metodología a las clases en línea.

Y es que lo que hemos vivido este confinamiento no era aprendizaje en línea, era un burdo intento de imitar la educación presencial en un modelo a distancia, lo cual es imposible. La mayoría del profesorado español no está formado en educación en línea, como es lógico. Pero lo que tendrían que haber hecho es informarse de las mejores metodologías a aplicar con este medio, no pretender encajar con calzador los métodos que se usan en las aulas. Es otro entorno, no va a funcionar. Es como las hermanastras de Cenicienta que se cortan los dedos de los pies para que les sirva el zapatito de cristal, y ni aún así les queda bien.  

Sobre el alumnado de 2º de Bachillerato: sé que los nervios por la temida selectividad están a flor de piel, y queréis tener un contacto más cercano con vuestros docentes. Por eso desecháis la educación en línea. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, el modelo de educación en línea puede llegar a ser mucho más personalizado y útil que el presencial, sobre todo en niveles educativos superiores.

Aunque, cuando no se sabe (y tampoco se mira por saber) pasa lo que pasa, que hacemos exámenes en línea donde todo el mundo copia porque los exámenes son una forma espantosa de evaluar el aprendizaje en una modalidad a distancia. Bueno, son una forma espantosa de evaluar en general pero eso lo dejo ya para otro día. Por eso, además de establecer la educación en línea desde la ESO (con excepciones), reubicar al alumnado de Infantil y Primaria en los edificios vacíos e invertir en asegurar la igualdad de oportunidades, se debe formar al profesorado en este tipo de educación para que la calidad educativa se resienta lo menos posible. (Que a ver, lo ideal sería que todo fuese presencial si hubiese espacios suficientes, pero todos sabemos que no los hay).

Imagen de OpenClipart-Vectors en Pixabay

Pero seamos realistas, estas ideas no son tan complejas, a cualquiera se le podrían haber ocurrido. Si no se aplican, será por dos posibles razones: intereses y/o dinero. Y ese ya no es mi terreno. Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros? Protestar. La protesta ha sido la herramienta que el pueblo ha tenido desde hace años para provocar avances sociales. Debemos protestar y exigir que no jueguen con la salud de nuestros hijos, ni de los profesores y el personal no docente de los centros; para que se tomen medidas significativas que aborden los problemas desde la raíz y no de forma superficial; para que aumenten las contrataciones y disminuya la ratio; para que la educación, que marcará el futuro económico de nuestro país, y el futuro profesional de nuestros hijos, se tome en serio de una maldita vez. Y, ahora sí, ya me podéis linchar.


Como siempre, si os gusta mi contenido, os invito a seguirme para no perderos ninguna actualización, aquí en el blog o en mi Twitter (@LiteratoRakso)Y disculpad por esta entrada que ha cobrado un tono algo político. Este blog está dirigido a la divulgación educativa y literaria, pero precisamente por eso sentí que era mi deber alzar la voz sobre este tema tan delicado e importante, porque no me parece normal lo que se está haciendo con el sistema educativo, que es la columna vertebral de todo país. De todas formas, he intentado mantener el humor que me caracteriza, así que espero que hayáis sacado algo en limpio de todo esto a la vez que os entreteníais.

Podéis dejarme en los comentarios qué es lo que pensáis sobre... sobre todo esto, así en general. ¡Cualquier opinión es válida, no os cortéis! Yo, por mi parte, me despido. No sé si se nota, pero he escrito todo esto de una tacada, porque es un tema que realmente me enerva y me enciende. He acabado exactamente a las 1:30 h y me voy a la cama pero ya.

¡Buenas noches y hasta mañana! uwu (O buenos días, no sé, cuando quiera que publique esto).

P.S.: Para aquellas personas que estén esperando por la entrada sobre la Bullet Journal, la semana que viene tendréis buenas nuevas... OwO

 



viernes, 11 de septiembre de 2020

Rakso Educa: Vuelta al cole en tiempos de COVID

 

Imagen de Annmariephotography en Pixbay

 It's the most wonderful time of the year... En realidad llego bastante tarde, teniendo en cuenta que ya empezaron las clases la mayoría del alumnado de Primaria, así que... seré breve. Hoy os traigo cinco consejos para una vuelta al cole segura:

 

1. Establece una rutina estable

Puede parecer que estoy siendo algo pesado con esto de la rutina, pero es que es muy importante, ya no sólo en tiempos de COVID-19 sino en general. En verano, nuestra rutina cambia, es más flexible y, a veces, directamente, desaparece. Durante el curso, no nos podemos permitir eses lujos. Las clases empiezan y acaban siempre a la misma hora, tenemos un horario para comer, clases extraescolares, etc. Tenemos que movernos según ese horario. Mi recomendación es que, a los que aún les queda algo de tiempo antes de volver al cole, empecéis ya ahora a adaptaros a la rutina del curso de forma progresiva. Esto es, si os estáis levantando a las nueve en vacaciones pero os tenéis que despertar a las siete durante el curso, no saltéis directamente de nueve a siete. Primero empezad por las ocho y media, las ocho,... y así hasta las siete. Esto os va a ayudar a levantaros el primer día de clase con más energía, porque le habéis dado tiempo a vuestro cerebro a acostumbrarse a madrugar.

A la gente no le suele gustar la rutina porque lo asocia con aburrimiento, con hacer lo mismo todos los días. Y nada más lejos de la realidad, podemos estudiar siempre a la misma hora, ¡pero no estudiamos siempre lo mismo! Además, tenemos que dejar siempre hueco para el descanso y las actividades lúdicas, súper importantes y necesarias para poder desconectar y darle una pausa a nuestro cerebro. Seguro que todavía hay gente que no está muy convencida, pero de verdad que una rutina estable acostumbrará a vuestro cuerpo a estar activo en las horas que debería, y a apagarse en las horas de sueño, por lo que seréis mucho más productivos, estudiaréis mejor, atenderéis mejor en clase y os sentiréis más realizados.


2. Añade un ordenador portátil a la lista de materiales

(Obviamente, si ya tenías uno, no necesitas otro). Un ordenador no va a ser sólo necesario para las clases online, que no todos vamos a tener. Por culpa del COVID-19, los contactos entre alumnado y profesorado han de ser mínimos. Esto significa que no vamos a poder entregar trabajos en formato físico, ni los maestros de Primaria podrán pedir las libretas a sus alumnos. Todo esto no va a desaparecer, sino que se va a transformar. En vez de tener una libreta, los niños pueden tener una carpeta compartida en Drive con el profesor; los trabajos en grupo, para evitar contactos, se pueden hacer online; en vez de salir a la pizarra, podemos usar una pizarra online interactiva... Si esta pandemia tiene algo bueno es que hemos avanzado en el campo de las TIC en la educación lo que no habíamos avanzado en años. Durante el confinamiento, muchos maestros que no tenían ni idea de como se encendía un ordenador han aprendido en un tiempo record a hacer videollamadas, mandar tareas por el aula virtual, programar actividades digitales, ¡y mucho más!

Sé que las familias con hijos de Primaria ya se tienen que gastar un riñón en libros de texto, y un ordenador supone un gasto a mayores que muchas no pueden asumir. Sin embargo, en estos tiempos un ordenador creo que es necesario, y no tiene que ser el más caro del comercio. Para el alumnado de Primaria, bastaría simplemente con un netbook, una especie de ordenador portátil menos potente (y más barato), con el que igual no puede jugar al Minecraft, pero que le llega y le sobra para las tareas de clase. Una tablet también podría ser una opción, y suelen ser también más económicas, pero en el colegio suelen trabajar con ordenadores, por lo que en casa pueden pedirles tareas que sean muy difíciles de realizar en tablet, ¡o directamente imposibles! Sin ir más lejos, hay muchas aulas virtuales que todavía no se han adaptado a dispositivos móviles. Por eso yo recomiendo un ordenador portátil, pero sí sería una buena idea comprar tablet en las familias con varios hermanos. Mientras uno usa el ordenador para una tarea que lo necesite, los otros pueden usar tablets e ir turnando los dispositivos.


3. Lee los protocolos de prevención del COVID-19

Cuando llegues a tu centro de estudios, te vas a encontrar con carteles informativos que te dirán, más o menos, lo que tienes que hacer. Pero nunca está de más echarle un ojo a los protocolos, que a estas alturas deberían estar colgados en las páginas web de los centros. Así, puedes ir un paso por delante y agilizar los procesos de entrada y salida del centro, las aulas, los pasillos,... sin tener que mirar un cartelito y generando aglomeraciones.

A los niños de Primaria e Infantil conocer estas medidas de seguridad les hará sentir más tranquilos. Es normal que estén nerviosos, ya no sólo por el primer día de clase, sino por la situación por la que estamos pasando. Y es que estas nuevas medidas tienen muy poco o nada en cuenta el impacto psicológico que puedan tener en el alumnado. ¡¿Os imagináis a un niño con síntomas compatibles con el COVID-19, al que sacan de clase y lo llevan a un aula apartada, vacía, él sólo y muerto de miedo?! Además, la completa incertidumbre de como será el primer día les intranquiliza aún más.

Una buena idea para enseñarles los protocolos de su centro sin tener que leerles el BOE es hacer un juego de roles en casa. Imaginaos que en el centro ficticio de mi ficticia hija todo el alumnado debe echarse gel hidroalcohólico antes de entrar a las aulas. Si ese fuese el caso, nos imaginaríamos que su habitación es su aula, y antes de entrar nos echaríamos, imaginariamente, el gel en las manos. Y así con todas las medidas. Saber lo que tienen que hacer en cada caso les dará más seguridad a la hora de ir a clase.

Me gustaría, además, incidir en un tema importante: las mascarillas. Si en algún momento os las dejan quitar, por ejemplo, a la hora de la merienda, ¡no las dejéis encima de las mesas! Y eso va por todos, que en las terrazas de los bares he visto muchas ya. Meterlas en el bolsillo tampoco es una buena opción. Lo mejor es comprar un portamascarillas, una especie de cajitas de plástico que venden en las farmacias por 3€ o menos. Sino, también puedes crearlos tú, que hay tutoriales en Youtube por un tubo.


4. Usa un método de planificación

Igual que con la rutina, soy muy pesado con la planificación. Pero, al igual que la rutina, esto es muy importante. A los niños de Primaria ya se les enseña a usar una agenda, y de mayores muchos la siguen utilizando porque es un método muy efectivo de organización. Yo uso una Bullet Journal, que es como una agenda personalizada y adaptada a las necesidades de cada uno. También está el Get Things Done y muchos otros métodos más. Tienes que encontrar el que se adapta a ti y hacerlo tuyo para que te funcione.

¿Por que es tan importante? En primer lugar, para organizarnos mejor. Seamos sinceros, no te puedes fiar de tu memoria, y ella lo sabe. Por eso, cuando tienes algo súper importante que quieres recordar, tu cerebro te lo estará repitiendo constantemente. Esto implica estar gastando energía en ese recuerdo y no en lo que deberías hacer, lo cual genera cansancio y estrés. Si lo apuntas, tu mente puede descansar y centrarse en otras cosas, porque sabe que, aunque se olvide, se acordará al ver de nuevo la nota que dejó escrita. Esto es una gran ayuda para recordar múltiples tareas, fechas de entrega, exámenes, etc.

En segundo lugar, nos dará una perspectiva de los problemas más global y despejada. A mí me resulta muy útil esta característica en épocas de exámenes, cuando tenemos tantas cosas por estudiar que parece casi imposible. Sin embargo, cuando lo tienes todo escrito y planificado, lo ves de otra manera, y abordas el estudio más relajado. Es como una obra puntillista: si la miras muy de cerca, sólo ves una maraña de puntos, pero, si te alejas, verás la obra al completo y, de repente, esos puntos aleatorios cobrarán un sentido. Por supuesto, tú puedes usar el método que más se adapte a ti. No obstante, si aún no lo has encontrado, te alegrará saber que estoy preparando una entrada sobre como empezar una Bullet Journal, un método muy flexible que te recomiendo probar.


5. Cuida tu salud mental

Parece que en estos momentos lo único que importa es no pillar el COVID-19, y estamos descuidando nuestra mente. En este punto quiero hablar sobre el miedo a ir a clase. Porque es muy distinto que tu hijo te diga "no quiero ir a clase, me aburro", a que diga "no quiero ir a clase, tengo miedo". Y es natural tener miedo, porque cada día en las noticias vemos casos de centros que han tenido que cerrar porque ha fallado el protocolo de prevención. El COVID-19 mata, y todos tenemos miedo a la muerte. Los niños aún más, porque los adultos les ocultamos esa parte con mentiras piadosas que al final hacen más daño que la verdad.

Si tú, estudiante adulto, tienes miedo de ir a clase, recuerda que las medidas de seguridad están ahí para protegernos. Cumple los protocolos y vela porque los que estén a tu alrededor también lo hagan, y estarás seguro. ¿Seguro al 100%? No, al igual que un preservativo no evita la transmisión de ETS en un 100%, o que la única tasa de alcohol segura a la hora de conducir es 0. Pero no podemos dejar que la paranoia se apodere de nosotros, ¡sino directamente no saldríamos a la calle por miedo a que nos cayese una maceta de un balcón en la cabeza! Hay que ser precavidos, pero andar con seguridad. Ahora bien, sé que para muchas personas esto no es fácil, ya no sólo a aquellas con casos de hipocondría, sino a muchas otras. Por eso, no dudéis en buscar ayuda psicológica profesional si la necesitáis. no es ninguna vergüenza ir al psicólogo, es síntoma de que os preocupáis por vuestra salud mental y os la tomáis en serio.

Si tu hijo o hija en edad de escolarización tiene miedo de ir a clase, lo primero, ¡no te lo tomes a coña! Es un problema serio, y siempre debemos tener en consideración los sentimientos de nuestros hijos, en cualquier circunstancia. Si se da el caso de que tu hijo tiene miedo de ir a clase a causa del COVID-19, la mejor forma de educar es el ejemplo. El niño tiene que ver que sus padres salen seguros de casa y se van a trabajar, y están tranquilos, siempre y cuando cumplan las normas de seguridad, que están ahí para protegernos. Si el miedo continúa, es una buena idea hablar con su tutor e incluso con el orientador del centro, que debería estar preparado para tratar estos casos de forma más profesional (digo debería, porque hay cada uno...) Si el orientador, o vosotros mismos, veis que el miedo de vuestro hijo no mejora, de nuevo, no dudéis en buscar ayuda psicológica profesional, que sabrá como actuar mucho mejor que vosotros, que el profesorado y que yo.

 

No tengo nada más que decir a parte de perdón por la tardanza 😅. Pretendía tener esta entrada lista mucho antes, pero me despisté un poco con las fechas... De todas formas, espero que os sirva esta información. Como siempre, os invito a dejarme en la caja de comentarios si os son útiles estos cinco consejos, si vais a aplicar alguno de ellos, si hacéis algo distinto, si creéis que no he dicho algo que merezca la pena mencionar y si ya habéis empezado las clases, qué tal lo estáis llevando.

Si os gusta mi contenido, ¡podéis seguirme para no perderos ninguna entrada! Sólo tenéis que darle a Seguir, arriba en la columna de la derecha (el botoncito azul). Si os es más fácil, en mi Twitter @LiteratoRakso también os mantendré al tanto de las novedades que voy subiendo al blog, además de muchas otras cosas. ¡Si os interesa el método de la Bullet Journal, estaos al 🦜!

Yo me despido ya.

¡Hasta la semana que viene! 😺

 

lunes, 31 de agosto de 2020

Rakso Reseña: Vorágine, de Estefanía Blanco Reyes

 
  •  Título: Vorágine (Primera parte de la Trilogía Vorágine)
  • Autora: Estefanía Blanco Reyes (Twitter: @niaescritora; Goodreads: Estefanía Blanco Reyes)
  • Género: fantasía distópica
  • Idioma: castellano
  • Páginas: 575
  • Libros de la trilogía:
    • Segunda parte: Catársis
    • Tercera parte: ???
  • Enlace al libro en Amazon: Vorágine

 

 En una sociedad donde los humanos mutantes deben permanecer ocultos, asediados continuamente por la sociedad, Rika Miller deberá enfrentar su pasado si quiere estar preparada para lo que se le viene encima."El Paraíso de los Demonios ha despertado".

Por diversos motivos, todos quieren ver muerta a la metahumana Erika Ayers, que se oculta bajo el pseudónimo de Rika Miller. Y quienes no la quieren asesinar es porque la necesitan para su propio beneficio. Esta pobre chica universitaria, sin comerlo ni beberlo, se ve envuelta en una vorágine de peligros que la forzarán a luchar. "Ellos me convirtieron en el monstruo que jamás quise ser."

Vorágine nos cuenta una historia de superación, o, más bien, de aceptación de uno mismo, con nuestras virtudes y nuestros defectos. Muestra una lucha externa hacia una sociedad corrupta, pero también una interna, contra los estereotipos sociales que tenemos gravados a fuego en nuestra mente, y que nos impiden ser nosotros mismos, que no nos dejan brillar. Vorágne es todo eso: "Prepárate para aceptar. Prepárate para luchar". 

Al principio, la historia puede parecer simple, e incluso cliché. En libros como Los Guardianes de la Ciudadela de Laura Gallego, también existe una organización corrupta que no es tan buena como parece; y en el manga Death Note, de Tsugumi Ohba (ilustrado por Takeshi Obata) se borra la linea que separa el bien y el mal, siendo el propio lector quien decide según su moral, haciéndolo dudar en varias ocasiones. Pero Erika, nuestra protagonista, no puede elegir. Ella está sola en el mundo. De su familia sólo tiene a su padre, que está ausente la mayor parte del tiempo; su novio la ha dejado; su mejor amiga la odiaría si supiese que es metahumana,... ¡Y la pobre es tan torpe que no le sale nada a derechas! Realmente logras empatizar con ella hasta tal punto en el que sientes verdadera lástima, porque, cuando parece que ha encaminado su vida hacia la felicidad, el mundo le pega una hostia de realidad que la deja tonta.

Si te gustan las tramas complicadas, el misterio y el género distópico, este es un must read en tu librería. Estefanía Blanco mezcla de forma sublime elementos clásicos de la literatura fantástica (como un mundo inventado) con la ciencia ficción y la distopía, recordándome por momentos a una especie de Hora de Aventuras para jóvenes adultos y a la "inversa" (en esta serie de animación, Finn es el único humano, el resto de personajes son mutaciones). Sin embargo, la obra de Rebecca Sugar mantiene muchos más elementos fantásticos que Vorágine, además de recursos estilísticos infantiles, debido al público general al que va dirigido. En este libro predomina el elemento distópico y el misterio, acompañado de unos personajes profundos y carismáticos que te enamorarán (¿o soy el único que babea con las escenas en las que aparece Drake? ¡Y ya no hablemos de Logan!). Lectura altamente recomendada para los amantes de uno, de otro o de los dos géneros, ¡os aseguro que no os defraudará!

¡Atención! Aquí, amigas y amigos, finaliza la Zona Segura de la reseña. Más allá de este párrafo os encontraréis con numerosos spoilers, y no me hago responsable de ellos. Leed bajo vuestro propio riesgo: el que avisa no es traidor.

ZONA DE ALTO PELIGRO DE SPOILERS

A partir de aquí intentaré analizar varios aspectos del libro Vorágine, en concreto tres que me han llamado la atención: el mundo y su ambientación sociopolítica, los personajes principales y la historia. Por último, incluiré una opinión personal. ¡Espero que os guste!

Mundo y Ambientación

El mundo de Vorágine está dividido en nueve distritos, enumerados, del más al menos peligroso: Hammonds, Skenandore, Cunningham, Cleveland (antigua residencia de Erika), Manygoats, Crawford (residencia actual de Erika), Townsend, Hampton y Strafford. Aquellos afortunados de vivir en los distritos más seguros, gozan de una posición económica alta y estable, abundantes recursos médicos y un aire limpio y respirable, además de la mejor tecnología en simulación de la naturaleza, porque la Tercera Guerra Mundial habría acabado con casi todas las especies animales y vegetales.

Vivir en los más peligrosos suponía estar en constante exposición a la tóxica neblina naranja que en el mejor de los casos te mataba y en el peor te hacía mutar en un monstruo sin consciencia. Sólo la gente sin recursos reside en aquellos lugares. Más que vivir, allí se sobrevive.

Luego están los distritos intermedios, donde habita la morralla de clase media-baja, como la protagonista. En ellos no hay que temer a la radiación ni al aire contaminado, pero el oxígeno es de menor calidad, así como la medicina, el transporte,... la seguridad...

Pero el (corrupto) gobierno central lo tiene todo pensado. El proyecto Génesis, supuestamente creado para encontrar una cura a las mutaciones de los metahumanos, necesita conejillos de indias, y a aquellos que se ofrecen voluntariamente se les da una paga. "¡Ciudadanos de Crawford, concédanse la oportunidad de vivir sin miedo a la pobreza!", les dicen. Sin embargo, este proyecto está al servicio de los Jaeger, y no busca otra cosa que la aniquilación de la especie metahumana... ¿o quizás su control y monopolio?

Teorías a parte, la introducción de estas diferencias socioeconómicas entre distritos es brillante. La autora no recurre a páginas y páginas de descripciones infumables, sino que dosifica la información entre distintos eventos, aprovechando en gran medida las propias visitas a dichos distritos.

Cabe destacar también que la novela está narrada en primera persona, siendo Erika nuestra protagonista y narradora (salvo ciertas escenas con narrador objetivo), por lo que las descripciones no son sólo detalles vacíos, sino que también cuentan con su punto de vista personal y subjetivo.

Personajes

Según yo lo veo, Vorágine cuenta con dos protagonistas. En la primera parte se nos presenta a Rika MIller, una chica frágil y dependiente que llora por todo y huye de su pasado, tomando una medicación para mantener a raya sus mutaciones. En la segunda parte, Rika Miller nos abandona y deja paso a Erika Ayers, la metahumana más poderosa conocida. Erika, al contrario que la anterior protagonista, acepta su identidad de metahumana y está dispuesta a luchar para defenderse a sí misma y a sus seres queridos. Ella es el resultado de afrontar su pasado de cara y aceptarse tal y como es. Y sí, sé que técnicamente son la misma persona, pero creo que a nivel literario merecen un análisis separado y ser consideradas como personajes diferentes. Realmente, ambas afrontan sus problemas de maneras muy distintas. Podría considerarse que simplemente es el mismo personaje que ha evolucionado a lo largo de la historia, pero creo que va mucho más allá. Incluso la propia protagonista hace referencia, a lo largo de la obra, de que es como si fuesen personas completamente diferentes.

En la evolución de Erika Ayers han influido varios personajes, en concreto tres de ellos: Niels, Sue y Logan. Niels, su ex-novio, es el desencadenante de todo. De la noche a la mañana, este abandona a Rika y su mundo se desmorona. Sue es quien lo mantiene en pie, pero, a pesar de ser su mejor amiga, no se siente del todo cómoda con ella. No puede ser ella misma, porque Sue odia a muerte a todos los metahumanos a raíz del accidente de su hermano, Lex. Esto se ve muy bien en el capítulo seis, en el que las dos visitan el distrito de Hampton. En el momento en el que los guardias, a la salida del tren, se llevaban a la fuerza a una mujer indefensa con su bebé llorando, y Sue le dice sin miramientos que era una mutante, Rika pensó que "era como si viese a su propio padre explicando a la población las mediocres razones que justificaban sus actos."

Finalmente, Logan, también metahumano y amigo de la infancia de Erika, es quien la ayuda a aceptarse tal y como es. El capítulo doce es especialmente hermoso, en el que este la lleva al planetario: "¿Obligarías a una de ellas (las estrellas) a dejar de brillar por ser diferente a las demás?" Y esa es la primera vez que lloré con este libro, creo que todos sabemos cuál fue la segunda...

Sé que hay muchísimos más personajes, todos fantásticamente construidos y maravillosos a su manera, pero si me pusiese a analizarlos a todos no acabo la reseña, ¡y ya voy con un retraso de la leche! Lo único, decir que todos ellos tienen sus propias virtudes y defectos, y una evolución propia. En ese aspecto, Estefanía Blanco ha cuidado mucho las relaciones interpersonales de cada uno y el impacto que tienen entre ellos y, sobre todo, en Erika.

Historia

 La primera parte del libro, como ya comenté antes, está protagonizada por Rika Miller, estudiante universitaria y trabajadora a tiempo parcial de la cafetería de Einar. La historia se centra aquí en el proceso de aceptación de la protagonista, la transición de Rika Miller a Erika Ayers. De paso, nos introducen el mundo, la ambientación y pequeñas dosis del trasfondo de Rika (su backstory), manteniendo un misterio que engancha al lector. 

Esta parte es la más tranquila, pero, paralelamente a la evolución de Rika, se va cociendo entre bastidores una tormenta que tarde o temprano le va a estallar en la cara. Una Vorágine que todavía no ve venir. Aun encima, esto ocurre en escenas narradas en tercera persona con un narrador objetivo, es decir, ¡Rika no tiene ni idea de lo que pasa! Este es un recurso que se repite en toda la obra. ¿Qué se consigue con eso? Generar un sentimiento de impotencia en el lector. Esa información privilegiada que nosotros tenemos pero los personajes no y que es crucial para sobrevivir. Ese "¡No entres ahí!" de las películas de miedo; o saber quién es el malo en una serie policial y no poder entrar en la pantalla para denunciarlo. Ese sentimiento genera una tensión que nos deja pegados al libro, porque sabemos, a ciencia cierta, que nuestros personajes favoritos están en peligro de muerte, y no nos queda otra que mirar como se meten, ignorantes, en la boca del lobo.

La organización Orpheus, a la que sabemos que pertenecen Logan, Drake y la hermana de Erika, Vicky, que la protagonista da por muerta, busca la muerte de todos los humanos. Los Jaeger, al contrario, ansían la aniquilación de la especie metahumana. Ambas las dos comparten un objetivo en común: matar a Erika Ayers. Por otra parte, los Renegados aspiran a alcanzar un futuro en el que las dos especies puedan convivir, pero para ello necesitan utilizar a Erika.

En la segunda parte, cuando se desata la tormenta, Erika no puede ocultar más su identidad y se ve obligada a huir, junto a Logan, con los Renegados. Desde las primera misión que le encomendaron con su equipo, se dio cuenta de que algo olía a podrido dentro de la organización. Nosotros, como lectores, lo notamos todavía más, ya que se nos relató como Einar acababa con la vida de Aaron y además conspiraba la muerte de otro compañero. De nuevo se genera ese sentimiento de impotencia, y en el último momento, se nos desvela la peor de nuestras pesadillas, que casi se le podría llamar una muerte anunciada: la muerte de Logan.

Me he dejado algunos arcos argumentales en el tintero, como el de Lex o el de Vicky y Amaya, pero no me da la vida para todo. No dije que la trama era complicada sólo por decir. Pero la evolución de la historia es fluida y te engancha al libro como una sanguijuela se te engancha a la piel... pero en plan bien. Estoy deseando ver el impacto de la muerte de Logan en Erika, ya que hasta el momento era uno de los pocos compañeros en los que podía confiar, además de Hana (pero a mí Hana me da una mala espina brutal, no sé por qué, llamadme loco, pero, no sé). ¿Será capaz Erika de seguir adelante?¿Logrará afrontar la pérdida de su amado? ¿Es posible que Logan siga vivo? (Por favor Estefanía dime que sí te lo pido por favor y de rodillas dime que el husbando vive).


Opinión Personal

Creo que ya ha quedado bastante clara a lo largo de toda la reseña mi opinión sobre el libro, pero, por si acaso, la repito: magnífico, obra de arte, 10/10, cinco estrellas, para entrar como lectura obligatoria de selectividad en treinta años. Aunque, como es obvio, todo esto es muy subjetivo. Creo que la obra me ha gustado tanto porque me he sentido muy identificado con la protagonista. No, no soy metahumano... que sepáis. Pero soy homosexual, y no, no estoy comparando la homosexualidad con una mutación, por favor, dejad que me explique.

El caso es que, en mi proceso de aceptación de mi orientación sexual, me he llegado a sentir como Rika: fuera de lugar, observado por todos, y como si viviese una vida que no es la mía. Durante esa etapa tuve también a Logan, personas que me ayudaron a comprenderme mejor y a ser más yo, más Erika Ayers; y también, aunque en menor medida, por suerte, tuve a Sue, personas que me insultaban por mi condición de homosexual y me hacían sentir como un "mutante". De hecho, mientras leía como Sue mataba a su hermano metahumano, me recordó a aquellos hombres homofóbicos que dicen, orgullosos, que prefieren tener a un hijo muerto que a uno maricón: "Adiós, hermanito." Esa escena me dio escalofríos.

 

Si habéis llegado hasta aquí, imagino que es porque habéis leído el libro, así que, decidme, ¿os ha gustado? ¿Por qué? ¿Habéis encontrado otra interpretación posible? Podéis dejarme todo eso en los comentarios, y si lo hacéis, no os cuesta nada copiar vuestra opinión y pegarla en Goodreads, Amazon y todos los sitios que podáis. Da igual la extensión, todo eso ayuda muchísimo a las autoras y autores 💕

También os animo a seguir mi blog si os gusta mi contenido sobre literatura y educación. ¡Es muy fácil! En versión para ordenador, sólo tenéis que clicar en el botón azul que pone "Seguir", y si me leéis desde un dispositivo móvil,... activad la versión web, porque sino no tengo ni idea de cómo se hace... También tengo una cuenta de Twitter, @LiteratoRakso, en la que subo actualizaciones relacionadas con el blog, mi cuenta de wattpad, microcuentos, ¡y muchas cosas más!

Yo me despido ya, deseando leer vuestros comentarios. Y disculpad por el retraso de la reseña... Para la semana ya será septiembre, y eso significa que se acerca mi época favorita del año: ¡los descuentos de papelería! Ah, y también la vuelta al cole, supongo. Las próximas entradas estarán enfocadas en este peculiar regreso a las aulas, que aún ni los profesores tienen muy claro. Yo intentaré, con mi blog, difundir información contrastada y de utilidad que nos sirva a todos para adaptarnos a esta nueva situación de la forma más suave posible, aunque ya adelanto que no va a ser fácil.

Y eso es todo por ahora.

¡Hasta la semana que viene! 😺


viernes, 7 de agosto de 2020

Rakso Opina: ¡Arr! ¡La Piratería!

Hero Goroshi Stain - Boku No Hero Academia

Este es un tema que estuvo en alza hace unas semanas en Twitter. La piratería, para quien no lo sepa, consiste en adquirir o descargar de internet de forma gratuita productos por los que, en circunstancias normales, deberíamos pagar por ellos. Creo, sin embargo, que el nombre no es acertado. Llamarlo piratería rodea al término de un cierto romanticismo, cuando tenemos una palabra en español que lo designa de una forma más directa: robo. Es normal que, como creador, me posicione en contra de este acto delictivo, pero quiero recordar que la ley no siempre va ligada a lo que está bien, y, en este caso, la piratería presenta una ambigüedad moral bastante interesante.

Antes de meternos en el barro, quiero que todos hagamos un ejercicio de reflexión. Decid en voz alta: "Yo he pirateado". Porque todos hemos pirateado alguna vez, y consumido productos pirata, sabiendo que lo eran. ¡Y quien diga que no, miente! Ese DVD pirata que te compraban tus padres en las mantas de la feria, esa tarjeta para la nintendo ds con miles de juegos piratas, ese mp3 con canciones piratas, esos  mangas y animes que ves en plataformas piratas, y ese libro que te has descargado en formato pdf. desde una web pirata. Son tantas y tan cómodas las formas de piratería, que es casi imposible no haber caído en la tentación. Por esto mismo es que este tema es muy ambiguo. Sería muy fácil decir que los piratas son malos, y el resto de personas que pagamos por la cultura, buenos, pero es mucho más complejo que eso.

Cuando tengo un dilema moral de este estilo, me gusta someter los dos extremos a una balanza y hacer una vieja lista de pros y contras. Los argumentos los he ido sacando de varios documentos que me he encontrado haciendo esta investigación. Al final de la entrada os dejo las referencias por si os interesa echarles un ojo.

Piratería mala

En primer lugar me voy a posicionar en el lugar más obvio, siendo yo un escritor: en contra de la piratería. Está claro que, si publicase un libro, no sólo no me gustaría que me lo pirateen, sino que me perjudicaría económicamente. Un libro mío no comprado, para mí, sería una pérdida, y siendo además un escritor novel (que no nobel) me haría muy difícil vivir de la escritura. Esto perjudicaría mi producción literaria, ya que tendría que centrarme más en un trabajo estable que en escribir. La piratería sería entonces inversamente proporcional a la creación de cultura. Y no sólo en mí, sino en todos los artistas y creadores de contenido. Es verdad que las grandes empresas, más fuertes, no sufren tanto como los más pequeños, pero esa no es excusa para piratear a unos y no a otros. Eso sería una doble moral.

Lo que está claro es que la piratería a gran escala generaría una crisis de contenido, tanto en cantidad como en calidad (García Pérez, 2014). Los escritores, pobres en riqueza, comienzan a escribir literatura comercial, de esa que vende mucho pero sabe a poco, para asegurarse algunas ventas y poder comer. Las editoriales, a su vez, sólo publican este tipo de literatura, pues, como la piratería es inevitable, hay que paliar sus consecuencias subiendo las ventas. También opina este autor que el hecho de que la literatura sea tan fácil de piratear está haciendo que se infravalore (2014), mas yo no estoy de acuerdo en este punto. Lo explicaré más adelante, con uno de los contraargumentos.

Luego está la falacia de la necesidad. "Pirateo este libro porque no puedo comprarlo". ¿Realmente lo necesitas? La cultura es importante, pero, ¿es un bien de primera necesidad? ¿Me vas a decir que si tienes dinero para comprarte ese móvil con el que has descargado el dicho libro, no tienes dinero para comprarlo? Y en el caso de ser un libro súper caro, ¿no podías esperar a que estuviese disponible en una biblioteca? ¿No habrá una selección cultural gratuita o a precios económicos sin la necesidad de piratear? ¡No me vengas con lagrimas de cocodrilo, anda!

Por último, cabe plantearse si es justo que aquellos que ponen a disposición de todos los contenidos se lucren de este acto criminal. ¿Qué? ¿Pensabas que como no tenías que pagar por ello no había ningún beneficiado? Las páginas piratas están llenas de cookies y publicidad con la que los piratas se ganan la vida, mientras que los autores originales se mueren de hambre. Nada es gratis en esta vida, y si algo lo es, el producto eres tú.

Piratería buena

Una vez vistos los argumentos en contra de la piratería, vamos a ver con que argumentos contraataca. Quizás el más conocido sea el que defiende el acceso libre a la cultura, ponerla al alcance de todos (Vicente y Gozzer, 2012). Obviamente, esto choca con los intereses de los creadores, que crean una cultura de pago. Lo que voy a decir a continuación puede que os sorprenda, pero yo estoy de acuerdo con esta afirmación. Opino que todo el mundo debería de tener igualdad de oportunidades a la hora de acceder a la cultura. Ahora bien, si ni siquiera tenemos igualdad en el acceso a la comida, ¿cómo la vamos a tener en la cultura? Es casi una utopía, pero no es imposible. Sin embargo, creo que le correspondería al gobierno, desde las administraciones públicas, y no a los piratas, poner al alcance de todos la cultura, a la vez que recompensan a los creadores. De esta forma, cultura gratuita y de pago pueden convivir.

No obstante, los piratas van más allá, ya que creen necesaria la desaparición de la cultura de pago, poniendo todo al alcance del pueblo. Opinan que es injusto tener que pagar por el acceso a la cultura. Dicen que los artistas ya no creamos como hacían los antiguos, por amor al arte, y esto se relaciona con el arco argumental de Stain del anime Boku No Hero Academia. ¿O creíais que la foto de la entrada estaba puesta al tun tun? Para quien no conozca este anime, trata sobre una sociedad en la que la mayoría de los humanos tienen súper poderes llamados quirks, y la profesión de superhéroe se ha convertido en un trabajo más. Stain, villano autoproclamado como el asesino de héroes, considera que la sociedad de héroes está corrupta, pues estos ya no salvan a la gente por el simple hecho de hacer el bien, sino por fama y dinero. Es más, él no se considera a sí mismo un villano, sino un justiciero solitario, encargado de depurar a la sociedad de los héroes corruptos por el dinero.

Algo similar ocurre en el mundo real, ya que mucha gente (más de la que yo creía) considera la piratería como una acción social. "Para todos los que no tienen dinero, habrá torrents. Así ha sido y así seguirá siendo", manifestaba un portavoz de Isohunt, la web que resucitó Piratebay en el 2014, para el periódico El País (Sucasas, 2014). Sin embargo, todos sabemos que la gente piratea independientemente de su capacidad económica. Aún así, he de reconocer que ciertos contenidos no habrían salido nunca de sus países de origen si no fuese por la piratería, como son algunos videojuegos de Pokémon, como el Verde Hoja, y versiones japonesas de otros juegos que difieren de las occidentales; muchos animes y mangas; series extranjeras, etc. En este sentido, la piratería sí ha hecho una función social: la distribución de la cultura.

El portavoz de Isohunt, bajo el pseudónimo de Anonymous, continúa quejándose en el artículo de Ángel Luís Sucasas (2014) de los precios abusivos de muchos productos, que la gente no puede permitirse o que, incluso, considera injustos. Y es cierto que muchas veces nos hemos topado con libros carísimos que, después de leerlos, descubrimos que no merecían tanto la pena. Muchas veces no por culpa de los escritores, sino de las editoriales, que ven en la literatura un producto de mercado, más que un contenido cultural. Sin ir más lejos, los libros de texto de una niña de primero de PRIMARIA superan fácilmente los 150€. ¿Y esto nos parece normal? Ya hablaré de esto más a fondo en otra entrada, pero os adelanto que me parece una vergüenza.

¿Recordáis lo que decía Manuel García Pérez (2014) de que la piratería infravalora la cultura? ¡Pues no, señor! No es que los piratas piensen que la cultura no vale nada, sino que defienden una cultura libre y gratuita para todos. No es menosprecio, sino que deriva de sus ideales políticos. ¡Vamos, digo yo que si no les gustase, no la descargarían ilegalmente!

Es curioso como Anonymous también defiende que "la piratería hace evolucionar a la tecnología" (Sucasas, 2014). Es decir, cada vez que alguien piratea, las empresas encuentran formas de evitar la piratería, y viceversa. Así mismo, cree que la piratería no afecta a los creadores tanto como dicen, y manifiesta que la gente que se queja de ella es que su contenido no vale nada. Y yo no podría estar más en desacuerdo. Los creadores pequeños somos muy vulnerables a la piratería, como dije al principio de la entrada, por lo que este argumento queda invalidado.

Para acabar, los piratas no creen que la piratería traiga consigo la "muerte de la cultura" (Vicente y Gozzer, 2012), pues el hecho cultural es inherente al ser humano. Similar a como los superhéroes salvaban a la gente sin cobrar, los creadores seguirán creando, porque es su forma de vida. De hecho, es muy común decir en el gremio literario que los escritores escribimos porque sino reventamos, y eso es un punto a favor de este argumento.

Conclusión

Pongamos todos los argumentos en una lista para manejarlos mejor:

  • En contra de la piratería:
    • Perjudica a los creadores
    • Provoca una crisis de contenidos (en cantidad y calidad)
    • Infravalora la cultura
    • Falacia de la necesidad
    • Lucro de los piratas y no de los creadores (¿hipocresía?)
  • A favor de la piratería:
    • Libre acceso a la cultura y desaparición de la cultura de pago
    • Acción social
    • Precios abusivos e injustos, no están dispuestos a pagar
    • Provoca evolución de la tecnología
    • No afecta a los creadores
    • el hecho cultural es inherente al ser humano
A simple vista puede parecer que la piratería ha ganado la guerra, pero tenemos que comprobar qué argumentos pesan más para estar completamente seguros. Cabe aclarar que en este tema, como en muchos otros, nadie tiene la verdad absoluta, y mi conclusión no tiene por qué coincidir con la tuya (la cual, por cierto, me gustaría leer en los comentarios). Ahora bien, ¿debería desaparecer la cultura de pago? ¡No! Desde que se recompensa a los creadores con dinero, la producción artística se ha disparado, en cantidad y en calidad (Vicente y Gozzer, 2012). La cultura puede ser libre y a la vez de pago, aunque en inglés se pueda confundir el término (free significa tanto libre como gratis).

Siguiendo con la analogía de los superhéroes, sabemos que estos no pueden salvar a todo el mundo, pues por encima de todo son humanos. Pero, ¿y si les pagamos para que se puedan dedicar enteramente al oficio de salvar gente? Así no perderían el tiempo en trabajos paralelos, necesarios para ganar dinero y sobrevivir en la sociedad que nos ha tocado vivir. Superman habrá salvado a muchas personas, pero, ¿no habría salvado a más si por las mañanas estuviese patrullando Metrópolis, en vez de trabajando para el Daily Planet?

El problema es que intentamos ver la piratería desde una posición moralista (robar está mal), cuando, en realidad, es un problema de mercado, y debe ser abordada desde ahí. (Abordada, jeje. ¿Lo pilláis? Como "¡Al abordaje!", porque es una frase de piratas, jeje... Perdón, ya paro). Intentar detener la piratería es una misión imposible, a cada página que se cierra, se abren otras dos. Sin embargo, las plataformas de streaming como Netflix o HBO han conseguido reducirla mucho más que cualquiera de las medidas obsoletas de prevención de la misma (García, 2019). ¿Por qué será? ¿Quizás sea porque ofrecen contenido de calidad a un precio razonable y de forma cómoda? ¿Quizás a la gente le favorece más pagar por estos servicios que entrar a páginas ilegales llenas de anuncios con malwares, con la posibilidad de descargar un troyano o algo peor que acabe con su equipo?

La piratería no se va a acabar, pero su lucha no pasa por limitar el contenido de pago, sino por "darle al consumidor el contenido que quiere, en un formato que sea cómodo y que tenga la máxima calidad, y a un precio que se puedan permitir" (García, 2019). En otras palabras, convénceme de que merece la pena pagar por tu producto. Y en esto también tienen que ver los gobiernos, que deberían ofrecer una alternativa cultural gratuita, accesible, variada y, por supuesto, de calidad, siendo las administraciones públicas las que tomen el control de esa acción social que se atribuyen los piratas, y tan necesaria en los tiempos que corren. Y de esta forma, yo creo que la piratería se convertirá en la última opción. Porque sí, nos guste o no, nunca va a desaparecer.

No tengo nada más que decir, ahora os toca hablar a vosotros. Poned en los comentarios cuántas veces he repetido la palabra "piratería" en esta entrada, ¡y ya de paso vuestra opinión sobre el tema! ¿Creéis que los piratas realmente hacen un bien a la comunidad, o son unos hipócritas? ¿Las administraciones públicas hacen bien su labor de fomento de la cultura donde vivís? ¿El hecho de piratear hace que valoréis menos el producto a consumir? Recordad que nadie tiene la respuesta correcta, pero todo el mundo tiene derecho a opinar.

Si os gusta mi contenido, os invito a seguirme aquí, en el blog, clicando en Seguir, arriba a la derecha (el botón azul, no tiene pérdida). Y también en mi Twitter, @LiteratoRakso, donde aviso de las nuevas publicaciones del blog, escribo microcuentos y más cosillas. Me despido por ahora, bucaneros, pero volveré a surcar estas aguas la semana que viene, quizás con alguna reseña de un libro de cierta escritora que estoy acabando... ¡Ya he hablado de más! 🙀

¡Adiós! 🏃💨

Referencias

García, A. (26/02/2019). La gente prefiere pagar y no piratear, pero se ven obligados a ello. Adsl Zone. Recuperado de www.adslzone.net

García Pérez, M. (30/12/2014). La piratería ha conseguido que la literatura se convierta en otra frivolidad. Mundiario. Recuperado de www.mundiario.com

Sucasas, A. L. (19/12/2014). "Creemos que la piratería hace evolucionar a la tecnología". El País. Recuperado de www.elpais.com

Vicente, A. y Gozzer, S. (28/06/2012). Un artículo sobre la piratería que no va a gustar a nadie. La Vanguardia. Recuperado de www.lavanguardia.com