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domingo, 20 de junio de 2021

La Selectividad: ¿en verdad es útil?

    ¡Ay, la selectividad! Todavía recuerdo con añoranza aquella época de juventud y rebeldía. Mis compañeras y compañeros, yo incluido, esperábamos con nervios y emoción a las puertas del aula de la facultad de Economía, preparados para dar lo mejor de nosotros. ¡Nos sentíamos héroes! Mientras redacto estas líneas, miles de jóvenes, como yo hace unos años, se enfrentan a la maravillosa prueba que... Ok, esto no se lo traga nadie: ¡¡¡ERA UN INFIERNO!!!

    A ver, igual estoy exagerando un poquito, ¡pero eso no quita que no fuese una experiencia horrible y que no se la deseo ni al peor de mis enemigos! De todas formas, seguro que pensarás que es un mal necesario. Es decir, ¿de qué otra forma vamos a regular el acceso a la universidad? Bueno, si quieres aprender más sobre el tema, quédate conmigo en esta entrada sobre los exámenes de acceso a la universidad.

¿Qué es la selectividad?

    Bueno, antes de nada hay que aclarar que esta prueba no se llama selectividad desde hace muchos años. Ahora tenemos que llamarla EBAU (Evalución del Bachillerato para el Acceso a la Universidad). Aunque algunas comunidades guays le dicen EvAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad). Lo que no saben es que en Galicia somos los más guays, le decimos ABAU porque evaluación es avaliación (uwu).

    En 1940 se le llamaba Exámen de Estado, que era estatal, aunque después cada facultad te pidiese pasar otra prueba de acceso. En 1953, Prueba de Madurez, que según la Ley de Ordenación de la Enseñanza Secundaria del mismo año, debía de hacerse después del curso preuniversitario, o PREU para abreviar. Además, esta ley trajo consigo las reválidas entre 4º y 5º y al final del 6º curso de Bachillerato. Sí, esas mismas que quería volver a instaurar la LOMCE (la historia se repite).

    Ya en 1970, la Ley General de Educación le dio fin a las reválidas. Una vez superado el Bachillerato o BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), el alumnado debía enfrentarse a las Pruebas de Acceso a la Universidad o PAU. Estas eran muy distintas a las de ahora, pues consistían en "realizar el resumen de una conferencia, un análisis de texto, preguntas sobre Lengua y Matemáticas, y sobre dos materias optativas" (USí, 2016). Lo de la prueba oral puede parecer innovador, pero creedme, seguía siendo un exámen memorístico.

    Esta prueba fue evolucionando poco a poco a lo largo de los años (metiendo materias troncales, cambiando las puntuaciones, el temario, etc.) hasta la EBAU que conocemos ahora. Sin embargo, aunque parezca muy muy distinta, en esencia no ha cambiado absolutamente nada. ¿Es que no veis que siguen siendo los mismos exámenes memorísticos y selectivos de siempre?

Pros y contras de la Selectividad

    Analicemos ahora las ventajas y desventajas de esta prueba para poder llegar a una conclusión objetiva de si realmente estos exámenes cumplen de una manera eficaz su función *se pone gafas de 100tifiko*

PROS

Las ventajas de este examen, son, básicamente, dos de las funciones para las que fue creado. La primera de ellas es la de realizar una evaluación externa. ¿Por qué? Porque así todo el mundo parte desde el mismo punto y en igualdad de condiciones. Es una forma que tiene el Estado de evitar favoritismos, sobornos o coacciones a las que el profesorado de Bachillerato se puede ver sometido.

El siguiente pro tiene que ver con el propio apodo, selectividad, pues es un examen selectivo. Ya sé que no suena muy ético eso de impedir la entrada a una enseñanza que, si bien no es obligatoria, sí es pública. Pero pensad que unas aulas universitarias abarrotadas tampoco serían efectivas.

La realidad es así, no hay plazas para todos (aunque eso sería lo ideal), y se deben aprovechar a los más aptos. Aunque el hecho de que los más aptos sean los que mayor nota saquen también es discutible... Bueno, el caso es que a las pruebas de la EBAU podríamos llamarlas los Juegos del Hambre y no notaríamos la diferencia. Aunque podríamos decir lo mismo de todo el sistema educativo...

CONTRAS

¡Ahora sí, que empiece la escabechina!


 

Lo primero a lo que uno se le viene a la cabeza cuando piensa en selectividad es el estrés. Este es un condicionante que influye considerablemente en el alumnado. Todos nos hemos quedado en blanco alguna vez en medio de un examen, y por eso no sólo es importante aprender contenidos, sino también estrategias de resolución de exámenes y control de la ansiedad. Así que, no, no siempre se aprueba, aún habiendo estudiado.

Pero es que, además, el estrés en grandes cantidades puede resultar muy nocivo para la salud, aunque creo que esto ya quedó claro después de vivir una pandemia global. Y algunos dirán: "Rakso, es que sólo son tres días". No... No sólo son tres días... ¡¡¡SON DOS MALDITOS AÑOS!!!

Y esto nos lleva al siguiente punto: la orientación del Bachillerato hacia el aprobado de un examen. Pensad en distintos tipos de examen: tipo test, de desarrollar, de ejercicios prácticos... ¿Estudiamos de la misma forma para todos ellos? No, ¿verdad? (Si lo haces, deberías parar). 

Pues para un profesor tampoco es lo mismo enseñar para conseguir que todo su alumnado aprenda lo máximo posible, que enseñar para que aprueben un examen que ni siquiera él ha elaborado. O sea, que aun encima condiciona el proceso de enseñanza-aprendizaje, y recordemos que aprender no es lo mismo que aprobar (aunque debería).

Es que si aún lo condicionase para bien... Por ejemplo, si impulsara al profesorado a programar proyectos significativos e innovadores, pues aún bueno. El problema es que los exámenes están mal planteados. Además de sólo evaluar los conocimientos del alumnado en un momento concreto y bajo presión, las preguntas planteadas propician un aprendizaje memorístico.

Pongamos matemáticas, por ejemplo: ¿de qué sirve aprenderse todas esas fórmulas de memoria? ¿Cuál es el sentido, si son conocimientos que están al alcance de todos en internet, los libros y distintas fuentes de información? En un contexto real, su memorización es inútil. 

En otros países, las fórmulas necesarias aparecen ya escritas en los exámenes, y en los ejercicios se piden más cosas que "aplica la fórmula y resuelve la cuenta". El aprendizaje memorístico evalúa la capacidad de retención del conocimiento de una persona; el aprendizaje significativo evalúa la adquisición y comprensión de ese conocimiento.

 

Y el aprendizaje memorístico tiene otra lacra: la suspensión del pensamiento crítico. Cuando en un examen de historia leo "Desarrolla el tema del reinado de Isabel II", yo entiendo "Cuéntame todo lo que hayas leído del libro". 

La finalidad de la didáctica de la historia no es memorizar datos que sólo serán útiles en un concurso de la tele; es saber de dónde venimos para comprender nuestro presente y decidir nuestro futuro. La historia no se memoriza, la historia se piensa. Y este razonamiento se puede aplicar a todas las materias del currículum.

Pero si todavía tenéis dudas sobre esto, haced el ejercicio de Plot ro yo pedrí en el catón de Daniel Cassany. Estoy seguro de que conseguiréis responder a todas las preguntas del texto. Sin embargo, ¿habréis comprendido algo? ¿Cómo prepararíais un examen sobre ese texto?

¡Pero esto aún no acaba aquí! El mal planteamiento de los exámenes de selectividad también propicia un aprendizaje compartimentado de los conceptos. Con esto me refiero a aprenderse un tema y después el siguiente, sin apenas relación entre ellos. Esto, a su vez, tampoco ayuda nada al desarrollo del pensamiento crítico. 

Pensad en cómo se trata la historia de España en Bachillerato, por ejemplo: después de un tema, se pasa al siguiente, y al siguiente, y al siguiente... hasta acabar el temario (si es que se acaba alguna vez). Dentro de cada tema todo está compartimentado también en distintos apartados: modelo de gobierno, economía, sociedad, etc

Esto no quita que no se puedan estudiar ciertos temas por separado y de forma aislada. Al contrario, esto se hace para poder comprenderlos mejor, pero no se entenderán al completo si no se muestran en el gran cuadro, con todas sus relaciones. Sería como estudiar el estómago de forma minuciosa, sin mencionar que forma parte del sistema digestivo.

Por poner un ejemplo gráfico, ¿recordáis los quesitos del Trivial? Pues el alumnado debe aprender igual: estudiando los quesitos por separado, pero juntándolos después en el círculo para comprender su funcionamiento y relaciones en el contexto.

Pero... ¿y si todo esto es premeditado? ¿Y si el sistema educativo es consciente de todo esto, y lo hace por un oscuro propósito? Fijaos: ni en historia, ni en literatura, ni en filosofía, ni en ciencias y prácticamente en ninguna asignatura se menciona a ninguna mujer destacable, y si lo hacen, es en una hoja a parte que por lo común no suele entrar en el examen y, por lo tanto, cae en el olvido.

Por otro lado, se ha aumentado el temario de historia. Si ya antes era súper complicado darlo todo, ahora es prácticamente imposible. Esto hace que la mayoría del alumnado no llegue a dar en clase contenidos sobre la dictadura franquista, o que se impartan mal y a prisas, sin respetar los ritmos de aprendizaje. La falta de tiempo también obliga al alumnado a "chapar" contenidos sin comprenderlos.

Además, en los exámenes de historia de la EBAU se pueden escoger los temas a contestar, pudiendo seleccionar entre estudiarse o el siglo XX o no. ¿Y adivinad qué? La mayoría del alumnado se decanta por no estudiarlo. Y no les culpo, yo hice lo mismo en su día. Y debo confesar que lo que sé sobre historia contemporánea de España lo aprendí en Twitter.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que puede, o puede que no, se esté haciendo una selección de contenidos desde arriba con el objetivo de eliminar aquellos que no interesan, aquellos susceptibles de hacer pensar al alumnado. Sin ir más lejos, con la ley LOMCE se eliminó la materia de filosofía como una asignatura obligatoria del currículum de 2º de Bachillerato. Y esto no sólo lo digo yo...

A esto en educación se le llama currículum oculto, o sea, aquello que se enseña de forma implícita e inconsciente al alumnado. En este caso, sería más bien lo que no se enseña. Es muy preocupante saber, por ejemplo, que el 70% de los jóvenes no saben quién es Antonio Tejero, y quien no conoce su historia está condenado a repetirla. ¿Es eso lo que pretende el sistema educativo?

Ya para acabar, y para salir también del campo de las especulaciones (pero con fundamento), decir que el examen de selectividad pone en desigualdad al alumnado. Sí, la evaluación externa pretende que el alumnado parta en igualdad de condiciones, pero no tiene en cuenta las diferencias de dificultad entre los exámenes de distintas comunidades. Y eso sin hablar de la existencia de academias privadas a las que no todo el mundo tiene acceso. Por lo tanto, serán aquellas personas que se puedan costear esa ayuda extra la que más preparada esté.


Conclusión

 

La Fábrica de Francesco Tonucci (Fratto)

Antes de decir lo que yo pienso sobre las pruebas de acceso a la universidad, me gustaría que vosotros pusieseis en los comentarios, después de reflexionar, vuestra propia opinión. Y lo mismo si hay alguna ventaja o desventaja que no he mencionado, o que pensáis que se puede matizar. De esta forma, podemos aprender entre todos.

Ahora bien, el examen de selectividad tiene como finalidad evaluar al alumnado que desea acceder al sistema universitario de una forma igualitaria para seleccionar al más apto. Sin embargo, después de todo lo dicho, considero que las pruebas están mal planteadas que no cumple esta función. Es decir, el alumnado que aprueba no es el que más sabe, sino el que memoriza más rápido.

Ya el hecho de que el examen sea selectivo suena injusto, pero bajo estas circunstancias lo es todavía más. Si bien es cierto que el problema no es sólo de esta prueba, sino del sistema escolar al completo, que se encarga de filtrar al alumnado. Así, al Bachillerato llegan aquellas personas que han logrado pasar por los coladores anteriores, y que en principio está acostumbrada a trabajar con una metodología memorística.

Sin ir más lejos, el índice de aprobados de selectividad del año pasado, aunque descendió un poco, presumiblemente por la pandemia, se mantuvo por encima del 93% (para más información, pinchar aquí). Es un porcentaje de aprobados bastante decente, si me preguntáis, pero que el sistema funcione, no significa que funcione bien ni que sea justo.

Entonces, ¿qué hacemos? ¿Eliminamos la selectividad? En ese caso para acceder a la universidad habría que pasar una prueba de acceso para cada carrera o facultad, reglado por el propio centro. De esta forma, la desigualdad sería mucho mayor, pues cada centro pediría distintos requisitos, pero el alumnado saldría de la misma educación común obligatoria. Por lo tanto, obligaría a entrar en alguna academia privada a quienes quieran preparar la prueba de acceso, como ocurre hoy en día con los estudios del conservatorio, por ejemplo.

¿Es necesario, por lo tanto, un examen estandarizado que regule el acceso a la universidad pública para disminuir desigualdades? Pues lo cierto es que no lo sé. Está claro que es necesario cambiar los exámenes de selectividad para que promuevan un aprendizaje más significativo, con preguntas que animen a la reflexión y argumentación, y no sólo la memorización. Esto es, actividades de aplicación en las que realmente se demuestre la comprensión de los contenidos.

Pero, ¿qué pasaría si el único requisito para acceder a la universidad fuese estar en posesión del título de Bachillerato, sin tener que pasar ninguna prueba? La entrada a la universidad, en el caso de haber plazas para todo el mundo, sería directa. El problema surgiría cuando el número de plazas ofertadas no fuese suficiente, lo cual sucede casi siempre. 

En ese caso, ¿cuál sería el criterio a seguir? ¿La nota media de Bachillerato? Entonces volveríamos a la desigualdad, a no ser que reforzásemos la inspección educativa para evitar casos de sobornos y notas infladas. Por otra parte, ¿se podría reforzar el sistema de universidades para asegurar una plaza a todo el mundo? Puede sonar como una utopía, pero lo mismo se decía cuando se pretendió universalizar la Educación Primaria. Además, los sueños de hoy son las realidades del mañana, ¿no?

La sociedad está evolucionando, y la educación debe hacerlo con ella. Actualmente estamos en una época de cambio, y en vez de escribir una entrada sobre "cómo estudiar para selectividad", que ya hay un montón de vídeos sobre eso, prefería hacer una publicación que invite a la reflexión. (Además de que al ritmo que llevo no me iba a dar tiempo a subir nada antes de selectividad :D)

A veces hacemos cosas de forma mecánica, sin pensar en si hay una forma mejor de hacerlo, y nos conformamos. Por eso, me gustaría saber vuestra opinión: ¿qué pensáis de la prueba de la ABAU? ¿Ha cambiado vuestra opinión después de leer esta entrada? ¿Se os ocurre alguna propuesta de mejora o alternativa? ¡Os leo en los comentarios!


Yo me despido ya, no sin antes recordaros que me podéis seguir en el blog si os gusta mi contenido para no perderos ninguna actualización. También tengo un Twitter (@LiteratoRakso) donde aviso de las actualizaciones del blog, escribo microrrelatos y mucho más. Y, por supuesto, también tengo un Wattpad (@RaksoLiterato), aunque últimamente está lleno de telarañas (#exámenes). Pero prometo que dentro de poco sabréis cosas de mi por esa red social, estoy maquinando algo... uwu...

 

¡Esto es todo por hoy!

 

¡Hasta la próxima! ¡Nya! 😺💟



Para los gatos curiosos...

 
  • Muñoz Vitoria, F. (1992).El sistema de acceso a la universidad en España: 1940-1991 (tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de: https://eprints.ucm.es/id/eprint/2294/
 

 

domingo, 6 de junio de 2021

Rakso Reseña: Pandemia Lupina de Manuel Muñoz Hidalgo

 

Pandemia Lupina de Manuel Muñoz Hidalgo

FICHA TÉCNICA

Título: Pandemia Lupina

Autor: Manuel Muñoz Hidalgo

    En redes...

        Twitter: @MaMuHi

        Instagram: @unhidalgomadrileño

        Bookstagram: @miaullidoliterario

Editorial: autopublicado en Lektu por pago social (gratis si lo compartes en las rrss)

🐺💗¡ENCUÉNTRALO AQUÍ!🐺💗

Año: 2020

Páginas: 37

Edad: +18

Spin-off de Hijos del Ayer, del mismo autor y también descargable en Lektu por pago social aquí.

 

 RESEÑA

    Una supuesta pandemia mágica que transforma a los hombres en peligrosos hombres lobo asola Eternia, y la alcaldesa Bella Nocta gobierna el país con mano de hierro, implacable ante los infectados. Por eso, Pablo debe llevar una vida solitaria y rutinaria como profesor de historia en un instituto, y sin llamar demasiado la atención, si quiere sobrevivir. Sin embargo, cuando este descubre que Jaime, uno de sus alumnos, también ha sido infectado, no puede evitar ayudarle a ocultar el secreto. Cuando están juntos, ambos pueden ser ellos mismos: a Jaime le alegra tener a alguien en quien confiar, y Pablo también agradece la compañía luego de tantos años en soledad. Pero se están acercando demasiado, y eso puede ser peligroso en muchos niveles...

 "Ninguno podemos hacer esto solo"

    Esta es la primera obra de Manuel Muñoz Hidalgo que leo y me ha encantado: homosexualidad, licantropía, distopía, amor "prohibido"... ¡Tiene todos mis temas favoritos! Es un relato corto que mezcla fantasía y ciencia ficción, pero que a la vez remite a problemáticas sociales no muy lejanas a nuestra realidad, como la homofobia estructural o la desigualdad social. Altamente recomendado si eres como yo y te pirran los hombres lobo (UwU).

ANÁLISIS

    AVISO: otras veces intento que mis análisis sean spoiler free pero, o sea, es un relato corto... Tiene 37 páginas... Léetelo, y luego vuelves, ¿vale? XD

Ambientación

    Pandemia Lupina sucede en el país de Eternia, gobernado por Bella Nocta (que a mí me recuerda a Díaz Ayuso, pero eso ya es interpretación personal). Es una sociedad distópica en la que los barrios más pobres, donde la pandemia se transmite con mayor rapidez, están confinados. La desigualdad social, por lo tanto, está clara. Algo que me gusta mucho del relato es que cuenta sólo lo justo y necesario, dejando muchas cosas a la interpretación del lector. Por ejemplo, no conocemos la forma de transmisión de la pandemia, pero, por lo que parece, esta tiene más incidencia en la población homosexual. Este hecho ha conseguido instaurar la homofobia generalizada en todo el territorio, asumiendo que todo el colectivo LGTB está infectado. 

    Además, es importante decir que la supuesta pandemia no afecta a la calidad de vida de las personas que la padecen, ni tampoco disminuye su esperanza de vida. Por lo tanto, ¿realmente estamos hablando de una enfermedad, o es más bien una estrategia de control de lo que uno desconoce: la magia? Y ya de paso, oprimimos a los colectivos más marginados. Quizás en este relato sí tengamos que hablar de una "plandemia"... Estos datos no son explícitos en el texto, pero se pueden intuír, generando una lectura más activa y, en mi opinión, mucho más divertida. ¡Es que, en un relato corto, los caracteres son oro!

Debo recordar que, como sabéis, este relato sucede en el mismo universo que el de otra obra del mismo autor, Hijos del Ayer. Al ser Pandemia Lupina una especie de spin-off de la misma, no es necesario leerse esta con antelación para entenderla, y tampoco contiene una spoilers de la otra, al ser historias independientes y autoconclusivas. Sin embargo, es recomendable su lectura ya que ofrece más datos contextuales sobre el mundo literario creado por Manuel Muñoz y que completará nuestra interpretación. Es decir, ambos relatos se complementan.

Personajes

    Los protagonistas de la historia son claramente Pablo y Jaime. Pablo es un lobo solitario que ha aprendido de la experiencia a llevar un perfil bajo. Como muchos otros licántropos, también tiene la necesidad de comprensión y cariño que compensa con encuentros casuales y sexuales con otros hombres lobo desconocidos en lugares públicos (sería mucho más arriesgado que los viesen entrar en sus casas). A esta práctica se la conoce como cruising, pero a Pablo no termina de llenarle el vacío que siente en el corazón.

    Jaime, por su parte, es un licántropo novato que todavía no sabe cómo actuar ahora que su vida ha cambiado por completo por culpa de un estúpido error. Pablo ejercerá como su confidente y mentor, pero tendrán varios encontronazos. Jaime todavía es un cachorro inconformista con sueños y aspiraciones, pero Pablo hace mucho que perdió la esperanza de una vida mejor y se conforma con sobrevivir (que no es lo mismo que vivir, pero es algo). Aún así, ambos se sienten a gusto cuando están el uno con el otro, y pronto surgirá el amor. Un amor que, similar a Romeo y Julieta, presagia la tragedia (dije que iba a haber spoilers, el que avisa no es traidor).

    Grace es una coprotagonista y además una bruja. Pero en el sentido literal de la palabra, o sea, hace magia y esas cosas. Ella es la nueva profesora de literatura del instituto en el que trabaja Pablo, y este no tarda en descubrir su secreto. A partir de ahí deciden colaborar para ocultar las identidades de ambos. Además, también se ofrecerá a ayudar a los dos licántropos con su extraña relación. De hecho, para eliminar cualquier sospecha de homosexualidad, Pablo y Grace comienzan a vivir juntos, fingiendo una relación amorosa (al estilo de High Class Homos de Momozerii). Ella también tiene una novia, Esperanza, pero es más bien un personaje secundario.

    Por último, toda historia que se precie necesita un antagonista, y esa es Rocío, una niña pija de buen barrio, hija del comisario Abad. Quizás lo que más duela es que esta chica es antagonista de manera casual, por un error, y aún así es capaz de (perdón por la expresión) joderles la vida a dos personas inocentes sólo para salvar su pellejo. Rocío se encontraba en unos barrios bajos, comprando lo que se deduce que es una especie de droga, cuando ve salir a Jaime y Pablo del mismo edificio. Al pensar que Jaime pudo haberla reconocido, no duda ni un instante en librarse de ellos. Pero creo que lo que la hace una gran antagonista es su personalidad de mie... Quiero decir, su personalidad irritante. ¡Pero en el buen sentido! Rocío es una niña mimada que no conoce lo que es el  sufrimiento o la empatía. Nació siendo privilegiada, y morirá siéndolo. Es muy consciente de las injusticias sociales, pero no sólo le dan igual, sino que se beneficia de ellas: "Yo soy rica, escoria, puedo hacer lo que me dé la gana".

El final...

    Ahora sí, si no os habéis leído el relato, hacedlo, por favor, porque voy a analizar el final del mismo. Y es que los lectores no solemos estar acostumbrados a este tipo de desenlaces que podemos calificar como "malos" (el de Pandemia Lupina es, concretamente, un final trágico), en los que los protagonistas no consiguen sus objetivos, fracasan e incluso se topan con la muerte (¿quién dijo que un protagonista no podía morir?). La cuestión es que nos fastidian porque hemos conseguido empatizar con los personajes y queremos lo mejor para ellos. Creedme cuando digo que nos duele más a los escritores que a los lectores... ¿Y qué pasa cuando acaban "mal"? Pues que nos enfadamos, nos frustramos, lloramos... Pero también soñamos. Soñamos con un futuro mejor. Y a veces también escribimos fanfics UwU.

    El caso es que estos finales activan un pensamiento imaginario en nuestra cabeza, un "¿qué habría pasado si en vez de esto hubiese sucedido esto otro?" En Pandemia Lupina no hubo ningún cambio social, no se inició ninguna "Revolución Eterniana", pero en nuestras mentes sí cambió algo. En nuestro interior, Jaime, Pablo y Grace se han convertido en una especie de mártires, víctimas de la homofobia estructural de Eternia, de la brutalidad policial y los retorcidos planes de un gobierno corrupto, casi dictatorial, al que no pueden hacer frente. Recordemos que realidad y ficción se retroalimentan, y por eso este tipo de finales son necesarios y activan mecanismos que nos hacen conscientes de las desigualdades e injusticias sociales: nos convierten en motores de cambio. Cada vez que veamos en el colegio, en el trabajo o incluso en las redes sociales a una persona víctima de acoso, estaremos viendo a Jaime. Ahora que tenéis la oportunidad, ¿no le ayudaríais?

VALORACIÓN PERSONAL

    Para mí, Pandemia Lupina es un must read del 2021. Me gustó la historia y la forma en la que está escrita, y me he enamorado de los personajes. También me ha encantado que toque, a través de la ficción, temas tan reales y a la orden del día, como los que ya mencioné más arriba (la homofobia, la desigualdad...). Es un relato que inspira cambio social, pero sin perder en ningún momento la calidad literaria. Sinceramente, creo que obras como esta son cada vez más necesarias, pues, como digo, animan al cambio social.

    A mí, personalmente, ciertos detalles me han llevado a recordar una problemática social que todavía está bastante presente: la discriminación hacia los hombres homosexuales derivada de la pandemia del VIH, calificando al sida como una especie de "castigo divino" debido al estilo de vida """pecaminoso""" de este colectivo (no hay comillas suficientes en el mundo, de verdad). Este tema en concreto no se trata en el relato en sí, pero yo, desde mi experiencia personal y teniendo conocimientos sobre educación sexual, no pude evitar relacionar los conceptos. Al fin y al cabo, esta pandemia real también sirvió de excusa a grupos extremistas y religiosos para demonizar lo desconocido, en este caso, la homosexualidad. Sé que este tema puede ser delicado para algunas personas, pero no quería dejar de mencionarlo porque considero que la invisibilización del problema es, precisamente, parte del problema.

    Repito que esta es una interpretación personal derivada de mi experiencia (que para algo llamé a este apartado "Valoración personal"), y que, aunque el relato tenga un mensaje anti discriminatorio y en contra de la LGTBfobia, no habla en ningún momento sobre ETS de ningún tipo. Sin embargo, desde una perspectiva constructivista de la literatura, es tan importante el mensaje del autor como la interpretación del lector, que son tantas como lectores hayan leído una obra, y todas ellas son válidas. Pero es que incluso una relectura de una misma obra va a generar una interpretación distinta, porque, al encontrarnos en un momento distinto de nuestra vida, ya no somos los mismos: tenemos más experiencias, más conocimientos y otras opiniones. 

    Lo que intento decir con todo esto es que, si tienes una interpretación distinta del relato, está genial, y te invito a que la compartas en los comentarios. Yo personalmente tuve la gran oportunidad de intercambiar puntos de vista con el mismísimo autor y creo que ha sido una experiencia de aprendizaje súper enriquecedora, así que agradecería mucho que compartierais vuestras opiniones en los comentarios, y así enriquecer entre todos esta reseña de una forma más activa e interactiva.

    Pero volviendo ya al tema que nos ocupa en la reseña, más allá de la protesta social, Pandemia Lupina me ha gustado por su intensa historia de amor prohibido y peligroso en una sociedad distópica. Una tragedia súper recomendada que no dejará a nadie indiferente (esa frase suena muy a reseña de periódico... Is that a thing? XD). En fin, que me ha gustado mucho y seguro que a vosotros también.