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sábado, 25 de junio de 2022

Rakso Opina: Hablemos de yaoi

 Hablemos de Yaoi

¿Habéis notado alguna vez esa sensación de que estáis entrando directamente en la boca del lobo sin saberlo? Pues es la que tengo yo ahora mismo. Pero es que si no lo digo, reviento. Así que, si sois valientes, seguidme, porque vamos de cabeza al ojo del huracán. La polémica está servida.

Por si el título no era lo suficientemente explicativo, lo confirmaré: sí, voy a hablar de yaoi. ¿Y qué es el yaoi exactamente? Pues, según la wikipedia, el yaoi "es un término japonés utilizado para denotar la representación romántica, artística, erótica o sexual de relaciones centradas entre dos individuos de sexo masculino. El género se puede aplicar a series de anime, manga o ficción, con historias creadas y orientadas a un público —mayormente— femenino."

Es decir, el yaoi es un género narrativo en el que es representado el amor aquiliano con un papel protagonista. También recibe el nombre de Boys Love en inglés, o BL para abreviar. Aunque el término "yaoi" se suele emplear solo para nombrar obras de BL japonesas, lo cierto es que ambos vocablos son correctos e intercambiables.

¿Y por qué la polémica? Bueno, siempre hay polémica alrededor de la literaruta juvenil no cishetero, pero en este caso se trata de unos comentarios despectivos sobre el género. Lo sorprendente no es eso, ya que, como digo, para el material LGTBIQ+, eso es el pan de cada día. ¡Lo raro es que esos comentarios vengan de una autora de Boys Love!

Sí, estoy hablando de Alice Oseman, autora de Heartstopper, una serie de cómics que podéis encontrar de forma totalmente legal y gratuíta en Webtoons (solo disponible en inglés), o comprar los cinco volúmenes en físico. Hace nada, se estrenó también una serie live action en Netflix de la saga.

Hace unas semanas, esta autora, al ser cuestionada sobre el género de su obra, renegó del término yaoi y Boys Love, casi tan feo como pegarle una madre, ya que Heartstopper encaja a la perfección en la definición de yaoi.

Por supuesto, ella tenía sus razones. Para justificarse, argumentó que los yaoi son obras usualmente pornográficas y fetichistas, rasgos de los que carece su cómic. En verdad, Alice Oseman no es la única que opina lo mismo.

Comentario de Alice Oseman

 

Sin embargo, un grupo detractor acusó a ella y a todo el que pensase como ella de racismo, esgrimiendo que esas mismas cualidades están presentes en muchas obras occidentales que no reciben tanto odio como el yaoi. Por ello, consideran que, más que por las obras yaoi, la razón de sus comentarios es la procedencia regional del mismo.

No obstante, aunque sí es posible que algunas personas haters sí se basen en el racismo, no creo que sea el caso de Alice Oseman, ya que ella ha renegado de ambos términos, tanto del japonés, yaoi, como del más occidental, BL.

Pero, más allá de estas cuestiones, ¿son justos estos comentarios? ¿Están verdaderamente fundamentados? Hoy, en parte con motivo del Mes del Orgullo (y en parte porque quiero), vamos a analizar los argumentos a favor y en contra del yaoi, para llegar, con suerte, a una conclusión objetiva.

Pongo ya por delante que sí, yo soy consumidor de yaoi, pero prometo que intentaré ser lo más justo e imparcial posible. También quiero aclarar que no pretendo criticar a Alice Oseman ni mucho menos a su obra, Heartstopper.  

De hecho, yo me he leído los tres primeros volúmenes y los he recomendado en esta entrada y en algún hilo de Twitter, porque me parecen unos cómics magníficos, con mucha diversidad, una calidad gráfica y literaria deslumbrante y una historia de amor cálida y preciosa.

No soy nadie para deciros lo que debéis hacer pero, por lo que a mí respecta, no pienso cancelarla por estos comentarios. Con todo esto aclarado, es hora de saltar a la piscina de los tiburones y descubrir si el yaoi es un género tan nocivo como nos lo pintan.


 Argumentos en contra del yaoi                       

 Comencemos por lo más divertido: el sexo. Y es que se dice que los yaoi son siempre obras eróticas plagadas de sexualidad y fetichismo. Si bien esto sí se aplica para algunas obras como, por ejemplo, Sex Pistols, Sensitive Pornograph o el manga Los deseos obsesivos de mi chico, en verdad estas obras SON pornográficas (por si no quedaba claro ya con el título...).

En ese caso, no sería justo juzgar al yaoi como un género sexualizado teniendo en cuenta solo obras pornográficas que, lógicamente, tendrán sexo. Tendremos que fijarnos en otras obras no centradas en el sexo como, por ejemplo, Junjou Romantica, Sekaiichi Hatsukoi o Loveless, en las que... también hay sexo, aunque menos explícito.

Por supuesto, estas obras están más focalizadas en el romance que las anteriores, pero aún así el sexo ocupa un espacio importante. No me entiendan mal, no tengo nada en contra de la sexualidad. Al contrario, pienso que es una muestra natural de amor y que no tiene nada de malo introducirla en obras de literatura juvenil, sea de forma más o menos explícita. El problema es que en estas obras casi parece que los gays no hacemos más que follar.

Loveless, un manga de Yun Kouga que cuenta con una adaptación anime, presenta una historia de fantasía con una premisa muy interesante. Sin embargo, aunque no hay escenas sexuales (que yo sepa, no me lo acabé), no faltan las insinuaciones eróticas. Sin ir más lejos, en este mundo todas las personas tienen orejas de gato hasta que pierden la virginidad, no me preguntéis porqué.

 

Loveless
Loveless

Escuchar sobre sexo a todas horas en los yaoi es muy cansino, pero lo peor es el fetichismo de estas escenas. Recordemos que estas obras ni siquiera están dirigidas hacia el público que representan, sino que están pensadas para atraer a mujeres, las llamadas fujoshi de las que hablaré más adelante. Es decir, esas escenas están puestas a posta, muchas veces forzadas, con el único propósito de cumplir las fantasías de niñas adolescentes hormonadas de ver a sus husbandos liándose.

Ya no sólo es el sexo, sino que estas obras fetichizan el propio amor aquiliano. En Sekaiichi Hatsukoi, una obra de Shungiku Nakamura, también con adaptación a anime, se insiste en todo momento en que su amor está mal, que es un amor prohibido, mal visto, deshonesto y no sé qué más. El objetivo de todo esto es aumentar la morbosidad, promoviendo el fetichismo de la homosexualidad.

 

Sekaiichi Hatsukoi
Sekaiichi Hatsukoi

Curiosamente, a pesar de ello en estas obras no hay casi ninguna referencia a la homofobia. ¿Por qué? ¡Porque no interesa! No son obras de denuncia social, no quieren hacerte reflexionar. Quieren ponerte cachondo.

Pero el yaoi no se detiene ahí, sino que sigue bajando por esta problemática rampa de perversión hasta la cultura de la violación. En Junjou Romantica, una obra similar a Sekaiichi Hatsukoi y también de la misma autora, Usagi ya casi se viola a Misaki en el primer capítulo. 

 

Junjou Romantica
Junjou Romantica

En Love Stage, manga de Eiki Eiki y Taishi Zaou, con adaptación a anime, Ryoma, para convencerse de su heterosexualidad y de que no ama a Izumi, decide DESNUDARLO en contra de su voluntad, ignorando sus constantes súplicas de que parase. Spoiler: no sale bien.

¡Y no me hagáis hablar de Hey Class President! En estas obras, la violación está romantizada.

 

Love Stage
Love Stage


Las fans del género, las fujoshi, lejos de denunciar este aspecto, ¡lo aplauden! Es más, en internet suelen mostrar disgusto cuando no ocurre esta situación, pues se considera que uno de los novios "no es buen seme". Y no, no estoy hablando del fluido blanco que segregan la próstata y los testículos.

En las parejas aquilianas de los yaoi se pueden reconocer dos arquetipos de personaje: el seme y el uke. El seme se caracteriza por ser un personaje alto, esbelto, kakkoii, de ojos pequeños, rasgos afilados... Mientras que el uke es un personaje por lo general más bajo, tierno, kawaii, ojos grandes y cara redondita. El seme tiene el papel de activo en la pareja, mientras que el uke es el pasivo.

Esto crea una dinámica de poder muy turbia y tóxica que no hace más que reproducir estereotipos de género machistas de una pareja heterosexual sobre una aquiliana. De hecho, en Love Stage se dice que Izumi tiene unos rasgos tan femeninos que es capaz de hacerse pasar por mujer, lo que confunde a Ryoma en un primer momento. Esto, además, transmite la idea falsa de que en las parejas homosexuales una persona adopta el papel de hombre y otra el de mujer.

También existe una mezcla de los dos arquetipos, lo que se dio en llamar suke, pero esta figura suele ser criticada por las fujoshis, argumentando que no es ni buen uke ni buen seme. Sí, por si no lo habíais adivinado, el fandom del yaoi tiene un alto nivel de toxicidad. 

Yo he visto a fujoshis acosando a chicos en convenciones de anime, shippeandolos y forzándoles a besarse. Incluso cuando una pareja aquiliana real va simplemente cogida de la mano o se da un beso en estos lugares, se pueden oír pequeños chillidos de fangirl tras de sí. Me parece bien que les guste el amor ajeno, pero esto ya es excesivo.

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Bueno, dejémoslo aquí, ¿no? O sea, ya he dicho todo lo que había que decir, ¿verdad? ¿Pensáis que la crítica hacia el yaoi es justa?

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¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO!!!!!!!!!

Para argumentar en contra del yaoi, y sin contar las obras pornográficas en sí, he puesto cuatro ejemplos. ¡¡CUATRO!! ¿Os parece eso una muestra representativa? ¡¡A MÍ ME PARECE QUE NO!!

Todas estas características, si bien se pueden aplicar a las obras mencionadas, no son representativas del yaoi. Entonces, ¿por qué está tan generalizada esta creencia que hasta una autora del propio género la considera cierta? Pues veréis...


 Argumentos en favor del yaoi                           

Lo cierto es que existe una leyenda negra sobre el contenido LGTBIQ+. ¿Por qué? Pues las causas son varias. En este vídeo superinformativo, Marina Golondrina señala una de ellas: la hipervigilancia sobre el contenido LGTBIQ+, y en concreto sobre el yaoi. 

 

Ned Flanders

Parece que todo el material yaoi debe ser perfecto, pero esa exigencia no es tal en el resto de géneros. Ocurre lo mismo cuando una persona del colectivo hace alguna cagada y de repente esa cagada se generaliza a todo el colectivo. Hay gente que no comprende que aunque nos reunimos en una comunidad, ¡no somos una consciencia única!

Esto significa que no podéis criticar ninguna obra yaoi, eso es homofobia. 

¡ES BROMA! ¡ES UNA BROMA!

Por supuesto, cuando una obra es mala, se dice (de forma constructiva, pero se dice). El problema es que esta hipervigilancia tiene dos consecuencias claras: pone el foco únicamente sobre obras malas, quitando visibilidad a las buenas; y, lo peor, es que hasta provoca críticas hacia obras buenas, buscando todos los detallitos minúsculos porque, si no es perfecto, es una mi-

Que esta hipervigilancia venga desde colectivos LGTBIfóbicos aún me parece "normal", porque van a buscar cualquier excusa para criticar y discriminar. ¡Pero es que esto también viene desde personas del propio colectivo!

Y en parte lo entiendo. Al fin y al cabo, todo el mundo quiere verse representado de la mejor forma posible. Pero creo que debemos aceptar que no existe el libro perfecto, que todo se puede mejorar. Es como las manzanas: ¡aunque tengan una manchita, siguen estando buenas!

A mayores, yo observo otra causa para esta leyenda negra. Una lacra que nos viene siguiendo al colectivo LGTBIQ+, y concretamente al gay, desde tiempos inmemoriables: la hipersexualidad. Ya la iglesia católica nos catalogaba de lascivos y pervertidos. En los 80 esa falacia se usó para echarnos la culpa de la pandemia del VIH y hace nada ya se nos quería poner encima lo de la viruela del mono.

¿Y la película de Buzz Lightyear? ¿Por qué incomoda que las criaturas vean un beso homosexual? Por la misma razón por la que existe resistencia para tratar temas sobre la diversidad afectivo-sexual en las aulas: todo lo que no sea cisheterosexual se observa como algo desviado, fetichista, pervertido y no apto para menores.

Buzz Lightyear
Imagen de la nueva película de Buzz Lightyear

El colmo es que estos prejuicios homofóbicos tengan representación en el gobierno: "cúidese en el orgullo" dijo una diputada de VOX en la Asamblea de Madrid. No hace falta explicar lo que quería decir...

¿Y cómo afecta todo esto al yaoi? Os explico. ¿Sabéis el efecto del coche rojo? Es un color poco común en los automóviles, pero es comprarte uno y empiezas a ver coches rojos en todas partes. Lo mismo sucede cuando aprendes una palabra nueva que nunca habías oído, y de repente no dejas de escucharla.

Es como una cámara que solo nos deja ver lo que queremos o esperamos ver. Si la sociedad tiene la idea de que la homosexualidad es una orientación sexualizada, solo encontrará obras que le den la razón. Por eso, los yaoi más famosos, los que más destacan, son los que cité más arriba. Solo hace falta hacer una búsqueda en Google: los resultados a la palabra yaoi hablan por sí solos.


 Conclusión                                       

Hay mucha homofobia, esa es la conclusión. Fijaos en el nombre del género: yaoi, en japonés, significa "raro", "sin sentido". Fujoshi se traduce como chica podrida, y lo mismo ocurre con su contraparte masculina, fudanshi. Sin embargo, son términos de los que la propia comunidad de fans del yaoi se ha reapropiado, dándoles un nuevo valor.

¿Y qué hay de la toxicidad de las fujoshis? En todos los fandoms hay toxicidad, pero parece que en el yaoi se percibe mucho más. Esto es fruto de la hipervigilancia y la hipersexualización ya mencionadas. Cuando una fujoshi hace algo mal, se generaliza a todas ellas; y como el yaoi tiene fama de fetichista, se las tacha también de ello.

¿Y eso de que el yaoi está dirigido hacia un público mayormente femenino? Falso, sencillamente falso. Es verdad que las revistas japonesas de Shojo, dirigidas a mujeres, siempre han dado cabida al yaoi, pero cualquiera puede disfrutar de este género, independientemente de su género, valga la redundancia. ¡La literatura no tiene género! Bueno, sí, pero no el... ¡Ya me entendéis!

Se me ocurren muchísimos ejemplos de yaois buenísimos, con una representación excelente y de gran calidad literaria: Given, Banana Fish, Konbini-kun... La idea era hacer una minirecomendación en esta entrada, pero... me quedo sin espacio y sin tiempo...

Lo que sí puedo hacer es redirigiros a esta reseña en mi blog del manga Home Far Away, de Teki Yatsuda. ¡No os arrepentiréis!

¡Pero que no cunda el pánico! Esas recomendaciones me las guardaré para otro día. Además, me acabo de enterar de que hoy es el día del yuri, así que tampoco sería muy apropiado. Hoy id a leer sáficas, os lo ordeno.

Volviendo a la polémica de Alice Oseman, su obra me sigue pareciendo excelente y no defiendo ningún tipo de discurso de odio hacia ella o su autora. Eso sí, considero que es muy triste que una autora desconozca tanto el género literario que ella misma escribe. Después de todo, la lectura es una parte importante del proceso de escritura,y que menos que mirarse obras del género que trabajas.

En fin. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto? ¡Me encantaría leeros en los comentarios! Y recordad que también me podéis seguir aquí en el blog o en mis redes sociales (Twitter y Wattpad), desde los botones del blog en la columna derecha. ¡Ah, y no os olvidéis de compartir!

 

 

Yo me despido ya, pero antes os cuento que tengo alguna cosa más preparada para el día del Orgullo, una publicación más personal pero que necesitaba escribir. Espero que llegue a tiempo...

Bueno, sea cuando sea, ya nos veremos. ¡Hasta la próxima!


¡Nya! 😻

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