La literatura de terror, en cualquiera de sus formas (narrativa, poesía, dramática, cine, videojuego, cómic, etc.) es aquella que nos produce algún tipo de miedo. Puede ser terror visceral o gore, repleto de sangre y violencia; o uno más psicológico, que ataca a los miedos más profundos de nuestra mente. Pero, cuando hablamos de literatura de terror, ¿pensamos en la infancia?
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Pues la respuesta es sí: existe LIJ de terror. Realmente no es algo de extrañar porque los cuentos populare siempre han jugado con múltiples elementos de terror. En la versión de Caperucita Roja de Charles Perrault, por ejemplo, no hay nadie que salve a la abuelita y su nieta del Lobo Feroz. ¡Y no hablemos de la versión de los hermanos Grimm de Cenicienta!
Debemos recordar que la literatura popular no estaba pensada para el público infantil. Eran historias que se contaban en reuniones de adultos y que los niños escuchaban. Por supuesto, a ellos les encantan, pues son historias con acción, peligro, intriga... y, sí, terror.
¿Y por qué nos olvidamos de esas versiones originales? Porque cuando se quisieron dirigir estas historias al público infantil en particular, se cometió el grave error de romantizar la infancia. Es decir, pensar que los niños son angelitos caidos del cielo y libres de pecado que deben ser protegidos de cualquier pertubación.
¡Y no será porque a los niños no les guste! En realidad les encanta el terror porque les hace sentir emociones muy fuertes. ¡Es como montarte en una montaña rusa! Provoca un subidón de adrenalina, una sensación de peligro desde un espacio seguro. De hecho, es mejor que una montaña rusa, porque si el pequeño lector siente que el miedo ya es demasiado, se 'baja' de la 'atracción' sin mayor problema.
Sin embargo, la comercialización de la LIJ es algo distinta a la del resto de obras. Si una editorial quiere vender un libro, tendrá que pensar en las personas que estarán interesadas en leerlo, aquellas que lo comprarán. Pero no sucede lo mismo con la LIJ.
Aquí, los compradores son los padres; y los lectores, sus hijos. Por eso, las editoriales no solo atienden a los gustos de la infancia, sino también a los de sus progenitores. Esto se traduce en un menor número de obras LIJ de terror.
Pero, eso sí, como se dice en mi tierra: habelas, hailas. Así que hoy os traigo una selección de ocho obras de LIJ de terror para pasar un Halloween terrorífico. Tenemos cosillas muy diversas (libros, álbumes ilustrados, canciones...) y centradas sobre todo para los mininos más peques. Espero que encontréis lo que andáis buscando... o no... 🙀