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Como ya mucha gente sabrá, me encanta el mundo del journaling. A día de hoy, uso mi cuarta Bullet Journal para organizar mi vida, y de hecho tengo una entrada sobre ella en el blog. Así es que, divagando por YouTube, me encontré con ese concepto nuevo para mí: reading journal, o Diario de Lectura para los hispanohablantes
En seguida me interesé por saber más: ¿Cómo funciona? ¿De qué me puede servir? ¿Qué beneficios trae? ¿Cómo puedo aplicarlo? He investigado mucho para empezar yo mismo mi propio diario de lectura, pero debo decir que aún está en pañales. Todavía no ha cobrado la forma que me gustaría, pero es normal. Lo mismo me sucedió con la Bullet Journal. De momento estoy aprendiendo a usarlo a base de prueba y error.
A pesar de todo, quería compartir mis nuevos conocimientos sobre el tema con mis lectores del blog. Así es que hoy os enseñaré en qué consiste un diario de lectura, qué beneficios tiene y por qué pienso que TODO EL MUNDO DEBERÍA TENER UNO.
Sí, ya sé que suena un poco radical, pero todo tiene su explicación. ¿Te interesa? ¡Pues quédate conmigo hasta el final! También puedes considerar compartir esta publicación con tus amigos amargados que aún no tienen su propio diario de lectura. ¡Reparte la alegría, egoísta!
Por supuesto, también puedes seguirme aquí, en el blog, o en mis redes sociales (Twitter y Wattpad, ambas en el lateral derecho de esta página). Eso no te traerá alegría a ti... pero a mí sí. UwU
Y sin más dilación, ¡allá vamos!
¿Qué es un Diario Lector?
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Bueno, todos sabemos lo que es un diario, ¿no? Ese cuaderno que nos regalaron por nuestra primera comunión en el que escribimos nuestros recuerdos más salientables del día, pero también reflexionamos con nosotros mismos y guardamos valiosas emociones. Pues un diario de lectura, o diario lector, es lo mismo pero con los libros que leemos.
Mas no os confundáis. Un diario de lectura va mucho más allá de redactar el resumen de cada capítulo del libro que estemos leyendo. Es darle una nueva dimensionalidad a la lectura, una nueva perspectiva: la nuestra.
Al leer, estamos interpretando inconscientemente el mensaje que el escritor nos transmite. Al usar un diario de lectura, hacemos ese proceso de forma consciente, construyendo un nuevo significado. En él podemos apuntar hechos clave y resumenes, por supuesto, pero es más importante registrar nuestro punto de vista: qué acciones nos han llamado la atención, y por qué; si nos recuerda a alguna vivencia personal, o quizás a algún proyecto que estemos escribiendo; qué sensaciones nos transmite, qué emociones evoca...
El director ejecutivo del NaNoWriMo, Grant Faulkner, afirma que "un diario de lectura narra tu vida a través de los libros que lees". En el mismo espíritu, Aidan Chambers reflexiona:
"Si leer no afecta nuestras vidas, no nos cambia o influye en nuestro comportamiento, entonces no es más que un pasatiempo que difícilmente vale toda la atención que le dedicamos. Pero si la lectura afecta nuestra vida emocional, intelectual, éticamente -y en otras mil formas-, como creo que lo hace, entonces sí importa qué libros ponemos en nuestra cabeza. Y si es importante lo que ponemos en nuestra cabeza, entonces vale la pena recordar qué libros fueron."
En resumen, un diario de lectura va más allá de la lectura. Es una reflexión personal sobre el proceso lector. Pero lo que más mola no es escribir el diario de lectura (que también mola mazo), sino leerlo. Obviamente, no lo vas a leer justo después de acabar un libro, pero así que pasen unos meses u años, y revises tu diario lector, no solo te acordarás de la trama de la historia.
La gente que lleva un diario de lectura afirma que, además, rememora la época en la que estaba leyendo ese libro: dónde estaba cuando lo leía, con quién estaba, qué hacía... Es toda una experiencia de lectura completamente nueva, leer a través de la vivencia, vivir la lectura.
¿Por qué lo necesitas?
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¿Qué? ¿Es que aún no te he convencido? Pues entonces deja que te cuente el porqué esta sencilla herramienta te puede resultar superútil para tu vida. Pero, como todo el mundo tiene intereses distintos, dividiré este epígrafe en distintos subapartados para centrarme en un tipo de persona en concreto.
Si escribes reseñas...
Según el grado de atención que le pongamos a una lectura, podemos dividirla en dos tipos: la activa y la pasiva. La lectura activa la relacionamos con el estudio, una lectura del libro de texto con lápiz en la mano, subrayando y tomando apuntes y anotaciones para una consulta posterior. Ese tipo de lectura es ideal para favorecer tanto la memoria como la comprensión del texto.
Por el contrario, la lectura pasiva la relacionamos con el descanso y el ocio. Consiste en pasear los ojos por las letras y pasar un rato entretenido. Sí, es verdad que se puede llegar a interpretar hasta cierto punto, pero esas reflexiones no permanecerán en la memoria por mucho tiempo ni tampoco serán tan valiosas como las que podamos hacer con una lectura activa.
El diario de lectura fomenta precisamente eso, la lectura activa, con el boli en la mano. Por eso, si escribes reseñas literarias, llevar un diario de lectura te ayudará a reflexionar con mayor profundidad en los textos, revisando las notas, interpretándolas, reinterpretándolas... Vamos, que le vas a sacar más chicha a la reseña.
Seguro que si escribes reseñas ya tienes un sistema de apuntes. ¿Por qué pienso que un diario de lectura es mejor? Porque así tienes un registro propio y personal que poder consultar cuando quieras.
Si escribes literatura...
Se dice que los escritores no solo escribimos, sino que también debemos de leer mucho, mucho, muchisisisísimo. Pero yo no estoy del todo de acuerdo. A veces, no es tanto la cantidad, sino la calidad. Como ya he comentado, la lectura activa que propicia el diario lector te hará más consciente de lo que lees. Así, puedes prestarle más atención a aquellas técnicas y recursos literarios que tu escritora favorita emplea en sus libros.
Es decir, todos sabemos que las historias de miedo dan miedo (valga la redundancia). Pero, ¿por qué? ¿Qué hay detrás? ¿Qué esconden? En el diario lector, además de anotar tus reflexiones personales, puedes escribir apuntes metaliterarios que poder consultar más adelante. De hecho, a mí me gusta escribir teorías sobre lo que creo que pasará más adelante mientras analizo la trama. En definitiva, un diario de lectura te hará mejor escritor.
Si educas...
Por supuesto, este subapartado no podía faltar. Después de todo, yo mismo soy docente, y desde el minuto cero he podido apreciar todos los beneficios didácticos que puede traer el diario de lectura para el alumnado.
Para empezar, es una propuesta inovadora de tratar la lectura desde la propia vivencia personal. Esto hace que, además, puedas evaluar la comprensión escrita y el proceso lector de tu alumnado de una forma continua, y asegurarte de que en verdad se han leído el libro y no le han copiado las respuestas al compañero. El diario de lectura tiene un carácter tan personal, que eso sería imposible.
Otra ventaja es que ni siquiera hace falta que tú, como docente, te hayas leído ese libro previamente, porque lo importante no es que te cuente cada acción al detalle, sino que la reflexión personal esté ahí. Así, se le puede dar mayor libertad al permitirle seleccionar cualquier libro acorde a su nivel y a sus gustos.
Sin embargo, las lecturas conjuntas también son una experiencia superbonita y enriquecedora. Leer un libro en compañía equivale a irse de aventura juntos. Claro que, si la última parada de esa aventura es un examen, pues no nos vamos a llevar unos recuerdos muy bonitos. ¿Y si cambiamos ese examen por un diario de lectura? Permite la evaluación continua de la lectura, y el análisis del libro que cada uno haga enriquecerá las tertulias dialógicas.
Pero, más allá de todo eso, el diario de lectura desarrollará habilidades metacognitivas en el alumnado al tener que cuestionarse todo el rato el libro. Fomentará, por lo tanto, el pensamiento crítico y la autonomía lectora, además de la memoria.
Es decir, al relacionar lo que lee con su vivencia personal, llegará a saber cómo lee. Esto provocará de por sí una mayor satisfacción al acabar un libro, por lo que este diario se convierte, además, en una herramienta poderosísima de animación a la lectura.
Si te gusta leer...
Después de leer todo esto, quizás pienses que si no eres escritor, ni reseñador, ni educador, el diario de lectura no es para ti; que con una lectura pasiva y de ocio es suficiente. ¡Pues te equivocas! Déjame explicarte por qué: el diario de lectura es para todo el mundo.
Además de todos los beneficios ya nombrados, la reflexión que conlleva usar un diario de lectura te abrirá las puertas a una nueva forma de leer más personal, con un mayor nivel de implicación. Sentirás que estás reescribiendo el libro en tu cabeza, construyendo un nuevo significado más allá del mensaje original. Esa historia, ese poema, ese videojuego... ya no será uno más de tu colección, sino que formará parte de ti.
Esto, obviamente, genera una gran satisfacción personal. Además de conocerte a ti mismo como lector, también disfrutarás más de la lectura.
¡Recapitulemos!
Beneficios de llevar un diario de lectura
- Propicia la lectura activa, por lo que resulta sencillo fijarse en las cuestiones metaliterarias (qué recursos utiliza, cómo están construídos los personajes, cuál es el tema...)
- Facilita la elaboración de una opinión personal sólida
- Ejercita la memoria, te permite recordar los sucesos del libro con más claridad porque "lo has hecho tuyo" (ideal para leer sagas, trilogías... sin olvidarte de nada)
- Ayuda a conocerte como lector
- Permite relacionar lo que lees con tu vida personal, moviendo las emociones y creando un significado propio
- Aumenta la satisfacción lectora, hace que la literatura se disfrute (aún) más
¿Cómo se usa?
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Estoy seguro de que AHORA SÍ te he convencido del todo y ya estás deseando que te explique cómo empezar tu propio diario lector. Sin embargo, no seré yo quien te lo explique, por dos razones: la primera es que ya existen un montón de artículos, posts y vídeos sobre el tema; y la segunda es que yo solo he usado el mío durante cuatro meses escasos. Es decir, no me siento preparado como para decirle a nadie cómo se hace.
Así que, en su lugar os dejaré un enlace a WikiHow donde explican cómo llevar tu propio diario de lectura. Yo, mientras tanto, me limitaré a daros pequeños consejos que pienso que os podrían ser útiles.
1. Escoge el formato que se adecúe a ti
Para elaborar mi diario de lectura cogí la primera libreta que encontré por casa, y no fue una buena idea. Se trata de un cuaderno A4 de hojas cuadriculadas y cuadrados estrechos. Para mi gusto, es demasiado grande y se vuelve un engorro a la hora de escribir con el libro al lado, y ya no digo nada para transportarla.
Si os decantáis por una libreta, mejor A5, o incluso A6. ¡Pero existen más opciones! Puedes llevar tu diario de lectura en las notas del móvil, en un documento de texto, en un blog de reseñas literarias, un hilo de Twitter... Incluso puedes crear un grupo de Whatsapp en el que solo estés tú y mandarte audios, o hacer un videoblog.
Es que el diario lector es superversatil, y también flexible. Una propuesta que me ha encantado es la del lecturero, un formato muy adecuado para prelectores o niños que todavía no sepan escribir, para guardar aún así todos los recuerdos que se lleve de los libros, como quien guarda los billetes de avión de sus viajes. Una especie de baúl de los recuerdos de la lectura, vaya.
Como consejo, os diré que si os decantáis por la escritura a mano, os pilléis un archivador A5. El tamaño es el adecuado y permite reorganizar las hojas. Así, si lees más de un libro a la vez, puedes tenerlo todo más organizadito.
2. Escribe tus pensamientos antes, durante y después de la lectura
El proceso lector comienza mucho antes de abrir un libro. Quizás estos interrogantes te ayuden:
- Antes de la lectura:
- ¿Cómo ha llegado ese libro a tus manos?
- ¿Por qué quieres leerlo?
- ¿Crees que te gustará?
- Durante la lectura:
- ¿Qué emociones te está suscitando la lectura?
- ¿Con qué personajes te identificas? ¿Por qué?
- ¿Qué recursos literarios detectas?...
- Después de la lectura:
- ¿Te ha gustado?
- ¿Te ha sorprendido, para bien o para mal?
- ¿Ha cumplido tus expectativas?
- ¿Qué es lo que más te ha gustado? ¿Y lo que menos?
- ¿Se lo recomendarías a alguien? ¿A quién? ¿Por qué?
3. Sé libre
Eso es todo. Cuando digo que el diario de lectura es superflexible, voy en serio. No hay una forma correcta de hacerlo. Hay gente que crea una lista de libros pendientes, que se marca objetivos de lectura anuales o mensuales, que apunta más cosas, o menos, que usa un código de colores, que tiene un apartado de citas, que lo divide por capítulos, o no... Puedes buscar ideas en Internet, usar las que más te gusten e ir probando. ¡Sin miedo, que no rompe!
Eso sí, mantegamos un poco de orden dentro de nuestro caos. Las partes que (según yo) todo diario de lectura debería de tener, son:
- Índice. Quien dice índice, dice una forma de poder llegar a las anotaciones. Adáptalo al formato que hayas escogido.
- Fechas. ¡No te olvides! Sin ellas, el diario perdería sentido.
- Fichas literarias. Al menos, además del título, anota la autoría, la editorial y el año de edición. En el futuro, quizás te puedan resultar útiles esos datos
Todo lo demás está bajo tu libre albedrío. Recuerda, no obstante, que esto tiene que ser algo placentero. No es necesario que estés anotando todo lo que sucede al momento de leer. Lo que suelo hacer yo es apuntarlo una vez acabé un capítulo. Tampoco tienes que escribir cosas que no te interesen, solo lo que te haya llamado la atención.
Cada persona es un mundo, y cada diario de lectura es único. Tanto es así que podríamos comparar las anotaciones sobre el mismo libro de gente diferente, y daría la sensación de que se han leído obras distintas.
Y, a ver, quizás he exagerado un pelín al principio... Que los diarios de lectura están genial, pero eso de necesitar... Bueno. Yo llevo usando el mío cuatro meses y no me arrepiento de nada, la verdad es que es una experiencia muy gratificante. Además, como ya dije, son tan versátiles que se pueden adaptar a casi cualquier persona.
No obstante, si por muchas vueltas que le das, no consigue convencerte, o ya lo has probado y no te gusta: ¡DÉJALO! Recuerda que la intención es que disfrutes más de la literatura. Si no alcanza ese objetivo, o peor, si convierte la lectura en algo pesado, es mejor abandonarlo a tiempo.
¡Y no te sientas mal, que no pasa nada! Lo dicho, todos somos distintos, y las cosas que les funcionan a unos no tienen por qué funcionarles a otros.