Hoy,
28 de junio de 2020, se celebra el día mundial del orgullo LGBT, y como
conmemoración me gustaría escribir sobre el tema en este blog. Mi idea
inicial era comentar la representación de la comunidad en la literatura
española a lo largo del tiempo, pero al comenzar mi investigación me di
cuenta de que iba a necesitar algo más de una semana para poder redactar
algo decente. No he descartado la idea ya que a mí mismo me interesa
este tema, pero para poder publicar una entrada el día de hoy, he
decidido hablaros sobre la construcción de personajes LGBT en las obras literarias. También comentaré por qué tu obra necesita representación LGBT si quieres que sea buena. Si, he dicho necesita, es de obligado cumplimiento; y no, no estoy loco ni trabajo para la "dictadura progre". Si te interesa el tema, sigue leyendo.
Antes de nada, me gustaría recalcar que a día de hoy sigo aprendiendo a crear personajes. No soy un escritor profesional, así que tampoco os toméis esto como "la súper guía suprema para crear personajes LGBT y no ofender a nadie". Son más bien una serie de consejos que yo, como escritor aficionado y hombre homosexual, siento que os pueden ayudar. Soy consciente de que a veces a los escritores les da miedo incluír personajes no heteros por si su obra acaba convertida en un panfleto de propaganda sin calidad, o de hacerlo mal y ofender a algún colectivo sin querer. Mi intención con esta entrada es ayudar a esta gente a eliminar sus dudas y a atreverse a ser más inclusivos y poder escribir con más seguridad, sin miedo a equivocarse. También verán como, a su vez, la calidad de su obra mejora considerablemente. Y entiendo que a las personas del colectivo LGBT nos resulta mucho más fácil la creación de personajes que nos representen, pero creo que nunca está de más hacernos una revisión introspectiva en busca de creencias homofóbicas. ¡Puede que te lleves una sorpresa!
Para explicar cómo se ha de crear un personaje LGBT, antes voy a ilustrar cómo no se debe,
y el mejor ejemplo que se me viene ahora mismo a la cabeza y que todo
el mundo podrá reconocer es el de Modern Family. La pareja homosexual de
esta serie está formada por Mitchell Pritchett, un hombre serio y
centrado, licenciado en Derecho por la Universidad de Columbia; y
Cameron Tucker (Cam), una persona muy excéntrica, extrovertida y muy
sensible. Más tarde se incorporaría a la unidad familiar Lily Tucker,
una niña vietnamita adoptada.
Hasta
aquí todo bien, ¿no? Pues no. Fijémonos un poco más en las
personalidades de ambos. Un hombre serio y con estudios de derecho que
sale cada día a trabajar; y otro sensible, extravagante, con estudios
artísticos y que aún encima se queda en casa cuidando a los hijos. Ahora
cambiemos a Cameron por una mujer. Exacto, esta pareja homosexual no
hace más que reproducir los roles de género de cualquier otra pareja
hetero. De hecho, es prácticamente una pareja hetero. Si bien de vez en
cuando nos dan una sorpresa-como que a Cameron le gusta el deporte-el
arquetipo de ambos personajes está cargado de estereotipos.
Pero
si este ejemplo no os llega, o no lo veis tan claro, hay muchos casos
en los que sucede esto mismo en las obras yaoi. Para quien no controle
este tema, el yaoi es un género de animación y manga japonés de estilo
romántico con una pareja gay como protagonista. Sin embargo, existen dos
arquetipos de personaje en este caso: el seme, alto, fuerte, ojos pequeños, rasgos filosos y de personalidad fría; y el uke, bajito,
"kawaii", de ojos grandes, trazos redondeados y personalidad sensible
y, por qué no, femenina. No me quiero entretener más con este género
porque le quiero dedicar una entrada en exclusiva. Sólo decir que, como
en el caso de Modern Family, se fomentan los roles de género machistas
que llevamos viendo en la literatura durante años.
El problema aquí es doble, ya que por un lado se considera que una pareja homosexual ha de cumplir con los roles heteronormativos (la famosa pregunta de "¿quién es el hombre y quién la mujer?"); y, del mismo modo, repite las conductas tóxicas que ya creíamos superadas,
o que por lo menos las relaciones heterosexuales en la ficción parecían
demostrarlo. Entonces, ¿por qué es diferente con la comunidad LGBT? La
respuesta es sencilla. La orientación hetero ha evolucionado sin
restricciones, y los roles de género se han ido difuminando con el paso
del tiempo (aunque aún queda mucho por barrer). Sin embargo, la gente
LGBT siempre ha estado reprimida por la sociedad y la política, y eso ha
ayudado a generar una especie de leyenda negra contra la misma. Aún en
países como España, supuestamente avanzados en este tema, existen
estereotipos y prejuicios, además de un numeroso grupo de personas que
alimentan las llamas de la homofobia. Por esto decimos que todavía
estamos muy lejos de la igualdad.
Volviendo con el tema principal, un personaje LGBT bien escrito será aquel que esté depurado de estereotipos y prejuícios. La mejor forma de hacerlo, en todo caso, será hacer como con el COVID-19: asume que los tienes e investiga para evitarlos.
Ahora bien, los estereotipos tampoco son falsos. Son un ejemplo de la
realidad, pero simplificada y muy generalizada. Por ejemplo, que los
hombres gay son más ordenados que los hetero es un estereotipo, pero
claro que existen hombres gay ordenados. Al igual que las mujeres
lesbianas son deportistas, pues no tiene por qué, pero muchas sí lo son.
Por lo tanto, la cuestión no es huír de los estereotipos, sino ser
conscientes de que la sexualidad de una persona no define su personalidad.
Así que, antes de nada, construye a un personaje profundo y circular, y
luego, en cuanto tengas su personalidad definida, ya pensarás en si le
gusta la carne o el pescado.
Me parece relevante en este punto diferenciar la personalidad del personaje de las vivencias del
mismo, su historia de vida, la cual sí está influenciada por su
orientación sexual. Por ejemplo, una persona transgénero seguramente
haya sufrido episodios de transfobia, pero esto, al contrario de lo que
se piensa, no define la personalidad. Más bien es la revés, según la
personalidad de nuestro personaje, su experiencia vital se traducirá en
unas consecuencias u otras. Siguiendo con el ejemplo de la transfobia,
una personalidad sensible podría acabar con depresión, pero una
optimista quizás es capaz de empoderarse y enfrentarse a sus abusones.
Recapitulando, la personalidad viene definida de antemano, las experiencias vitales sólo la reafirman. Aspectos como la orientación sexual sí inciden sobre las experiencias, pero nunca sobre la personalidad.
Otra cosa que, personalmente, me cabrea mucho, es la utilización de la homosexualidad como pinkwashing, es decir, meter personajes LGBT para parecer más inclusivos. Todo personaje ha de tener una función
en nuestra historia, sea protagonista, antagonista, co-protagonista,
ídolo, héroe,... ¡Morir puede ser una función de un personaje! Pero, por
la misma razón de que la sexualidad no define a la persona, la función de un personaje nunca puede ser "ser gay".
O sea, sí puede, pero será un personaje mal diseñado y poco creíble
(véase la pareja homosexual de Modern Family, cuya función en la serie
es "ser la pareja homosexual").
Ahora
bien, ¿necesita tu obra literaria tener representación LGBT?
Definitivamente, si. ¿Por qué? Pues porque ocultar la existencia de
dicha comunidad sería como decir que el cielo no es azul. Estas personas
existen, y si quieres que tu obra sea realista y creíble, deberían aparecer personajes LGBT creíbles.
Vale, es verdad que puede haber excepciones, porque si tu obra se
centra en la vida de cuatro ancianos en un asilo, por ejemplo, quizás la
historia esté tan focalizada que nunca se econtrarán con personajes
LGBT. Sin embargo, si tu obra trata sobre todos los ancianos de una
residencia, lo raro sería que ninguno fuese trans, o homosexual, o
asexual, etc.
¿Y si tu obra fuese de fantasía?
¿Podrías justificar la ausencia de personajes LGBT diciendo que en tu
mundo ficticio no existen? Bueno, técnicamente sí, pero, chico, se te ve
la homofobia. Todos sabemos que las obras fantásticas se inspiran en la realidad,
y contienen mensajes que inciden en la misma. Así que, antes de hacer
eso, piénsatelo dos veces. Ficción y realidad van cogidas de la mano.
Por último, si todavía tienes dudas sobre cómo crear este tipo de personajes, siempre puedes inspirarte en otras obras literarias con representación LGBT buena, como Hora de Aventuras, Clarence, Steven Universe, El mundo de Craig... La verdad es que Cartoon Network
lo está haciendo genial. Además, me comentan que The last of us parte
II también está fenomenal, aunque no he tenido la oportunidad de jugarlo
yo mismo. Igualmente, libros de literatura infantil como Titiritesa
también son estupendos ejemplos. Tampoco dudes en preguntar tus dudas a
personas del colecivo, como yo mismo, que estaremos encantados de
contestarte, aquí en los comentarios, por ejemplo.
Espero
que estos consejos os hayan inspirado alguna que otra historia y os
sirvan en vuestras futuras obras, no solo a la hora de escribir
personajes LGBT, sino cualquier personaje. Repito, no son reglas de oro,
son consejos, pero considero que son bastante fiables. De todas formas,
si crees que me he dejado algo en el tintero, o que quizás he metido la
pata en algún aspecto, déjamelo en los comentarios. Todos, incluído yo,
podemos aprender de todos, siempre desde el respeto mútuo.
Esto
es todo por hoy. Espero poder escribir una entrada cada semana, por lo
menos durante las vacaciones de verano. En cuanto empiece el curso se me
hará todo más difícil pero tampoco pienso abandonar el blog. La semana
que viene, si todo marcha bien, subiré la segunda parte de esta entrada
en la que hablaré sobre la representación LGBT en la literatura española
a lo largo de la historia. Si os interesa este contenido, podéis
suscribiros al blog Rakso Literato. Os diría como, pero no tengo ni idea
de como se usa esta plataforma. No sé, habrá un botón por algún lado,
creo. Buscad y me decís.
Rakso se despide.
¡Nya! 😸
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