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La música puede definirse como una secuencia ordenada de sonidos en un tiempo determinado sobre una base rítmica y que puede ir acompañada, o no, de armonía. Pero más allá de las definiciones frías y academicistas, la música es capaz de mover nuestros sentimientos, provocándonos emociones muy fuertes e incluso llegando a influir en nuestro estado de ánimo.
Esto no solo depende de la música en sí, sino de a qué asociemos cada obra que escuchamos. La música nos acompaña en numerosos eventos de nuestra vida: las bodas, las fiestas, las rupturas, eventos deportivos, manifestaciones, juegos infantiles, guerras, películas, videojuegos... Según asociemos una canción a un momento alegre o triste, nos podrá transmitir unas emociones u otras, por lo que dependerá de cada persona.
En las situaciones mencionadas, la música tiene una importancia considerable, pero a veces también deseamos escucharla simplemente por rellenar el silencio. Por ejemplo, a la hora de hacer ejercicio, ducharnos, realizando tareas del hogar, y por qué no, también al estudiar.
Si buscamos en internet "Música para estudiar" nos aparecerán un montón de listas de reproducción llenas de canciones, la mayoría de música clásica o de lofi hip-hop, diseñadas especialmente para mejorar la productividad y la concentración en el estudio. Pero, ¿hasta qué punto esto es cierto? ¿Realmente la música nos puede ayudar a estudiar, o este no es más que otro mito popular, como el que dice que se le van las vitaminas al zumo de naranja?
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Lo cierto es que cada vez más estudiantes, sobre todo de niveles superiores, optan por estudiar con música de fondo. Luego de hablar sobre los beneficios de escuchar música, parece lógico pensar que esta beneficie el estudio, pero la mayoría de investigaciones concuerdan en que, en verdad, es contraproducente. Ahora os explico porqué.
Para empezar, tenemos que saber que el estudio de cualquier materia requiere concentración. La concentración funciona como el foco de una linterna que solo se puede centrar en una cosa a la vez. Sí, habéis oído bien, eso de que las mujeres pueden hacer dos cosas a la vez, además de ser una machistada, es un mito.
Cuando intentamos prestar atención a dos cosas a la vez, lo que está pasando en verdad es que el foco de nuestra atención está haciendo cambios rápidos de una a la otra. Por lo tanto, la atención no es simultánea, sino intermitente.
Además, la tarea concreta del estudio requiere mucha atención y es muy susceptible a las distracciones. Eso significa que es realmente sencillo que el foco de nuestra atención se desvíe del estudio ante cualquier tipo de estimulo, como las notificaciones del móvil, la televisión, y por supuesto, la música.
Por lo tanto, nuestro foco de atención estaría moviéndose de un lado a otro y sin parar entre nuestros apuntes y la música, ocupando además nuestra memoria de trabajo (que vendría a ser como la memoria RAM de nuestro cerebro).
"¿Y si escucho una canción sin letra?"
Pues el efecto varía según la canción, por lo normal provocando más distracciones cuando la canción es conocida y preferida por la persona, y también si esta tiene letra. Esto es porque la letra nos suele evocar una historia concreta, y además nuestro cerebro tiende a desviar nuestra atención hacia ella, incluso aunque esté en un idioma desconocido.
Por otro lado, el género del lofi hip-hop se caracteriza por canciones sin letra, de ritmo suave y una melodía repetitiva. Estas propiedades hacen que sea más fácil prestar atención al estudio, pero aún así, el rendimiento en el estudio es, por norma, mayor en situaciones de silencio.
No obstante, como todo en este mundo, siempre hay algunas excepciones:
La primera de ellas es bastante obvia, y es que escuchar música mientras se estudia puede ser beneficioso si estás estudiando... música. Por ejemplo, si tenemos un examen sobre música barroca, sería interesante escuchar varias obras mientras estudiamos, porque no solo estaríamos memorizando características musicales de los apuntes, sino también escuchándolas.
Otra excepción es si la letra de la canción está relacionada con el tema de estudio, pues el ritmo, la rima y la melodía puede ayudarnos a recordar el contenido, además de hacer el estudio más ameno. Esto sucede, por ejemplo, con canciones infantiles para aprender vocabulario en idiomas extranjeros, como el abecedario o los días de la semana, o también el...
O también...
(Ni siquiera sé para qué sirve esto de la trigonometría, que yo no fui por ciencias, pero me aprendí la canción de memoria XD).
Bueno, ejemplos hay miles. La música de fondo, sea con o sin letra, desconocida o no para la persona, también puede mejorar nuestra productividad si la tarea que estamos desarrollando es manual y no exige una concentración excesiva, como por ejemplo tareas de limpieza, ejercicio físico o manualidades. No, Ren Hibari, no esas manualidades.
Sin embargo, incluso en tareas manuales de motricidad fina muy complejas como las operaciones quirúrgicas, la música de fondo ha demostrado ser beneficiosa para la concentración del personal médico, quizás porque reduce el estrés. Creo que, aplicado a la educación, puede que también sea una buena idea poner música de fondo a la hora de practicar la caligrafía o la escritura reproductiva copiada.
En conclusión, por lo normal, se ha demostrado que la música, a pesar de tener grandes beneficios y ayudar en la productividad de ciertas actividades, en realidad es contraproducente escucharla de fondo durante las sesiones de estudio.
Sin embargo, he hecho dos encuestas en Twitter al respecto, y estos han sido los resultados:
Sí, hice dos encuestas porque me equivoqué y le di poca duración a la primera (y aún así votaron más personas en la encuesta que menos ha durado). En fin, tampoco pretendía hacer una investigación hiperrigurosa. ¿Tendría que haber borrado el tweet desde un primer momento y hacer otro? Sí, pero ya ni modo.
El caso es que, si contamos los datos totales, de 12 personas, un 58% prefiere estudiar con música de fondo, frente a un 42% que no. Ya veis que, aunque la evidencia científica dice una cosa, la gente luego hace otra.
La muestra de esta encuesta no es lo suficientemente representativa,
pero ya indiqué que son muchas personas las que estudian así, a pesar de
que no es efectivo. Esto puede deberse a una especie de efecto placebo o
una percepción engañada de nuestro cerebro.
También es verdad que la música en el estudio sí puede ayudar, de cierto modo, si la escuchamos antes de la sesión de estudio, no durante. Eso puede mejorar nuestro estado de ánimo para afrontar con una actitud más positiva el estudio.
A mayores, durante la realización de ciertas actividades creativas, como el dibujo o la escultura, puede incluso potenciar nuestro pensamiento creativo. O no, es que eso ya es algo muy personal. Yo por ejemplo soy incapaz de escribir con música de fondo, aunque sí puedo diseñar personajes y lugares con ella.
Lo que quiero decir es que yo no soy nadie para deciros qué hacer o cómo estudiar (bueno, solo he estudiado cuatro años de un grado universitario de Educación Primaria además de investigar durante años sobre el tema por cuenta propia, pero no vamos a caer en la falacia de autoridad).
Los datos dicen una cosa, ahora tú puedes hacer lo que quieras. Es más, estos datos son solo una estadística. O sea, en la mayoría de los casos, la música es una distracción para el estudio. ¿Quién dice que tú, sí, TÚ, no formes parte de esa minoría a la que le es indiferente, o que incluso le beneficia? Pues eso, la conclusión es que, con la estadística delante, valoréis vuestro propio caso personalmente.
¡Y eso es todo por hoy! Espero que os haya gustado la publicación y que os sea de utilidad para vuestras futuras sesiones de estudio. No os olvidéis de compartir y seguirme en mis redes sociales (todas en la columna derecha del blog).
¿Y tú? ¿Estudias con música? ¿Después de leer todo este ladrillo, vas a seguir haciéndolo? ¡Déjamelo en los comentarios! Y si te interesa saber más, te dejo esta revisión para que investigues por cuenta.
¡Yo me despido ya!
¡Hasta la próxima!
¡Nya nya! 😸🎶