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jueves, 10 de diciembre de 2020

Rakso Educa: Repetir de Curso y el Efecto Ash Ketchum

Acompañadme a ver esta triste historia:

Érase una vez, en la región de Kanto, un niño llamado Ash Ketchum, de Pueblo Paleta, soñaba con salir a explorar el mundo. Por su décimo cumpleaños, el Profesor Oak le regaló su primer pokemon, un Pikachu algo travieso del que no tardaría en hacerse amigo. Juntos, se embarcaron en la mayor aventura de sus vidas: retar a los líderes de gimnasio de toda la región, hacerse con sus medallas y combatir en la Liga Pokemon para convertirse en el mejor entrenador de todos. 

Durante el viaje, Ash y Pikachu fueron capturando distintos pokemon y haciendo nuevos amigos, a la vez que su vínculo se estrechaba más y más. Pero también se encontraron con entrenadores poco amigables que se convertirían en sus enemigos más formidables, además de una organización terrorista obsesionada con conquistar el mundo y capturar al Pikachu de Ash en el proceso. Fue un duro camino, pero al fin nuestros amigos llegaron a la ansiada Liga Pokemon. 

Los dos compañeros, junto al resto de su equipo, estaban preparados para enfrentarse a todo rival... Por desgracia, tras unos pocos combates, Ash sale derrotado. ¡Pero no importa! Porque, a pesar de haber perdido la Liga, ha ganado aventuras, amistades, emociones, sonrisas, lágrimas,... En definitiva, recuerdos, y eso nadie se lo podrá quitar nunca. Y a pesar de marcharse con un sabor agridulce en los labios, nuestros héroes no desesperan, porque ya tienen en mente la Liga Pokemon del próximo año. No piensan en rendirse, sino en regresar aún más fuertes.

Pero... a la temporada siguiente, Ash viaja a otra región con Pikachu dejando al resto de su equipo y amigos atrás, captura nuevos pokemon, hace nuevos amigos, lucha contra otros entrenadores y vuelve a perder la Liga. ¿Por qué será? ¿Quizás porque has vuelto a hacer lo mismo que antes? ¿O es porque los guionistas han hecho un reset total y Ash se ha olvidado de todo lo que había aprendido el año pasado? Sí, va a ser eso. Y no pasa una vez, ni dos, ni tres... ¡Pasa muchas veces! 

Pero la razón es clara: Ash y Pikachu son las gallinas de los huevos de oro del anime de Pokemon. Ya no son personajes, son marcas comerciales, y su objetivo no es evolucionar como cualquier personaje bien construido haría, sino venderte juguetitos y figuritas coleccionables. Por eso sucede este reset de cada vez. Si Ash ganase la liga a la primera, su viaje habría acabado ahí, y los ingresos con él. Es más, la verdadera razón de que el Pikachu de Ash no quiera evolucionar en Raichu es precisamente esa, cambiar la imagen de Pikachu a estas alturas supondría pérdidas económicas. ¿Dónde metería Game Freak todos los peluchitos y figuritas de Pikachu que ya no puede vender?

Por eso, la razón de que los personajes del anime de Pokemon no sean circulares, que se recicle la historia de cada vez y se haga un reset de todo, ¡es una razón lógica! También es una razón comercial que da como resultado una obra de pésima calidad literaria, sí, pero oye, nadie te obliga a verla. Lo cierto es que a ellos les funciona la fórmula porque los beneficios no paran de llegar. No obstante, lo que si no tendría sentido sería aplicar esta fórmula al mundo real, porque las personas reales crecen, evolucionan, aprenden y no se resetean de un año para otro... Aunque... creo que todos sabemos a dónde quiero llegar, ¿verdad?

Nuestro sistema educativo, y muchos otros, funcionan exactamente igual que el anime de pokemon. ¿Aún no lo veis? Esperad, sólo tenemos que hacer unos pequeños cambios y lo entenderéis todo a la perfección. Vamos a cambiar entrenador pokemon por estudiante; capturar pokemon por aprender; conseguir una medalla de gimnasio por aprobar un exámen parcial; y ganar la liga por aprobar el exámen final.  

Ahora imagínate que eres un estudiante (si ya lo eres, tienes menos trabajo) que inicia su viaje de aprendizaje por, no sé, cuarto curso de Educación Primaria, por ejemplo, aunque valdría cualquiera. Durante las clases, consigues muchos aprendizajes, aunque unos se te resisten más que otros. Con mucho esfuerzo, logras aprobar todos o casi todos los parciales, pero, por desgracia, el examen final te derrota. Pero no importa, porque nadie podrá quitarte los aprendizajes que has hecho hasta ahora... Pero eso al sistema educativo le da igual. 

Lo único que le importa es que apruebes, no que aprendas. Y si suspendes dos materias o más, tendrás que repetir toooooooodo de nuevo. Aunque no hayas suspendido todos los parciales, es igual, tendrás que volver a hacerlos todos de nuevo. Aunque sólo hayas suspendido tres materias pero en el resto hubieras sacado dieces, da igual, tienes que hacerlo todo de nuevo. Aunque ya tengas esos aprendizajes, es igual, tus profesores te tratarán como si no hubieses aprendido nada. Ahora ya no eres un alumno más, eres un repetidor.

Imagen de Sylcred en YouTube

Ese, mis amigas y amigos, es el efecto Ash Ketchum. Es como si el alumnado fuese un entrenador pokemon que cada año tuviese que empezar de nuevo su partida y enfrentarse desde el principio con todos los líderes de gimnasio a los que ya derrotó en su día. O sea, el sistema educativo les borra la partida a los alumnos, ¡y así no van a llegar nunca a la Liga Pokemon! Aun encima, el alumnado que sufre el efecto Ash Ketchum siempre suele ser al que más le cuesta, el que más dificultades tiene para conseguir las medallas de gimnasio/llegar a la Liga/aprobar/aprender o la metáfora que le quieras decir. A este alumnado es al que más le hace falta que se le reconozca su esfuerzo, que se le apoye un poco, que se le ayude en el proceso. Y en vez de darle ese pequeño empujón, le hundimos aún más.

Si fuese un anime, ya sabemos el resultado: mala trama, malos personajes. Pero esto es la vida real, y las consecuencias son mucho peores: el alumno ve que sus esfuerzos no sirvieron para nada, muchos de sus compañeros le creerán tonto, algunos de sus profes pensarán que es un vago, él mismo pensará que no se esfuerza lo suficiente a pesar de haberlo dado todo, y que repetir es más un castigo que una oportunidad de mejora. En vez de motivarlo, repetir le hará aburrirse en clase, dando cosas que ya sabe de sobra. Eventualmente, llegará a pensar que no es capaz, que no sirve, que es tonto, que está roto... y se rendirá. Sus amigos le abandonarán, sus compañeros le dejarán de lado, en el aula será conocido como "el repetidor" (y todas las etiquetas, todas, causan discriminación, segregación y, por supuesto, acoso escolar).

¿Qué estrategia psicológica tomará un niño con una autoestima por los suelos? Su respuesta es casi imprevisible: puede volverse violento hacia la escuela, rechazando el lugar que le hace sufrir; o hacia sus compañeros, no quedándole otra que humillar a los demás para sentirse ligeramente superior, querido y respetado de alguna forma u otra (el nacimiento de un abusón); también puede entrar en estado de desamparo aprendido, similar a la depresión infantil... o incluso, en casos extremos pero más habituales de lo que se piensa, suicidarse. Parece surrealista poner la palabra infantil seguida de términos como depresión, suicidio, estrés,... Pero, por desgracia, esto es una realidad. 

 


Y muchos me diréis: pero Rakso, yo he repetido muchas veces de curso y sigo vivo. Y puede que incluso me digáis que habéis mejorado gracias a eso. Y es posible, por supuesto, porque depende mucho de la persona. Pero lo cierto es que hay numerosos estudios científicos demostrados que nos llevan a la conclusión de que repetir no es sólo poco beneficioso para el alumnado, sino que es hasta perjudicial, tanto para su desarrollo académico como emocional.

Ya he comentado las consecuencias psicológicas de repetir de curso (baja autoestima, desmotivación, depresión, etc.), pero, ¿qué pasa con las académicas? Está claro que el objetivo de repetir es dar una oportunidad de repasar conceptos de un curso al alumnado que más le cuesta para que este mejore sus calificaciones. Sin embargo, esto no se consigue en la inmensa mayoría de los casos. Normalmente se observa una ligera mejoría en el curso que se repite, ya que se trabajan exactamente los mismos temas por segunda vez. Pero en los cursos siguientes las dificultades vuelven a aparecer, por lo que el alumnado vuelve a repetir de curso o consigue promocionar pero con muchísimo esfuerzo y notas bajas, promoviendo el estereotipo del "repetidor". Sin hablar de la estigmatización social, ya que el alumnado que más repite suele ser el de aquellas familias que no pueden permitirse matricular a sus hijos en clases particulares (pero eso ya es otra historia).

Sin embargo, está demostrado que cuando se da la oportunidad de promocionar al alumnado que saca malas notas, este recibe un subidón de autoestima, y aunque las dificultades de aprendizaje no desaparecen así como así (ya que eso precisa otra serie de medidas), las calificaciones del alumnado que promociona mejoran considerablemente a lo largo de su vida académica, en comparación con las de aquellos que repiten. 

Pero ahora el misterio es: si esto es así, ¿por qué se sigue haciendo? ¿Por qué cuando la ministra de educación, Isabel Celaá, propone la promoción como norma siguiendo el criterio del equipo docente, la gente se lleva las manos a la cabeza? Pues, según yo lo veo, las causas son dos: la desinformación, que parece que si no has estudiado algo relacionado con la educación no se sabe; y el hablar sin saber, que en este país nos gusta mucho opinar de todo sin saber de nada. De hecho, buscando fuentes para redactar esta entrada, me he topado con blogs de todo tipo que defendían el hecho de repetir de curso con falacias sin base pedagógica alguna. ¡Yo, por lo menos, dejo referencias! 😹

Lo que pretende la LOMLOE con esta medida no es eliminar la repetición de curso, sino convertirla en la excepción; a criterio del equipo docente, evitando así que un sólo maestro pueda provocar la no promoción de algún alumno al que tenga manía (sí, esto pasa); y, en definitiva, crear un sistema educativo más justo y con igualdad de oportunidades. Que no digo que la LOMLOE sea perfecta, no lo es, y claro que se puede criticar. Pero, por favor, hacedlo con criterio. Por eso, me voy a dedicar a desmentir, en una serie de entradas, ciertas críticas a la ley que no tienen ni pies ni cabeza. ¡Sólo necesito tiempo!

Pero además de soltar yo la chapa me gustaría que participaseis vosotros: ¿habéis repetido? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia? ¿Os ha ayudado a mejorar en algún aspecto o os habéis atascado? ¿Se metían con vosotros por ser repetidores o notabais algún trato diferente de los maestros? Y ya sabéis que estaré encantado de contestaros en los comentarios. ¡Cualquier opinión es bien recibida!

Por cierto, estos días estoy algo (muy) ocupado con los estudios y por eso no subí nada. Si te gusta mi contenido puedes seguirme aquí en el blog (el botoncito azul de arriba a la derecha que pone Seguir) para no perderte nada; y también en mi cuenta de Twitter (@LiteratoRakso) donde además subo microcuentos, hilos de opiniones y más movidas.

¡Yo me despido ya! Espero poder subir algo en unas semanas, pero como ya no me fío de mi mismo, por si acaso: ¡feliz Navidad!

(Por cierto, el "efecto Ash Ketchum" no existe, me inventé el término para ligarlo con el ejemplo de Pokemon. ¡Pero todo lo demás es cierto!)